Se podría pensar que México es un país nórdico a tenor de su intervención en el 64 período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas (CND) que tuvo lugar esta semana. La CND, que se celebra anualmente, examina y analiza la situación mundial de las drogas, considerando las cuestiones interrelacionadas de la prevención del uso indebido de drogas, la rehabilitación de los consumidores de drogas y la oferta y el tráfico de drogas ilícitas.
Sin duda, los eventos organizados por la ONU suelen ser el equivalente a vestirse con la mejor ropa del domingo, donde los países se presentan como les gustaría ser vistos y no como son en realidad. La declaración de México, por ejemplo, espera que una de las lecciones de la pandemia sea poner a las personas, y su desarrollo, en el centro de la política de drogas en lugar de las sustancias. Declara que el fenómeno de las drogas en México no puede ser abordado en ausencia de un enfoque regional y bajo el principio de responsabilidad compartida. Además, destaca tres áreas clave en línea con la tan anunciada -pero aún no materializada- política exterior feminista mexicana:
- Prevención y reducción de daños: tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias y prevenir la violencia en los mercados ilícitos y la criminalización de los usuarios.
- Prevención y reducción de daños.
- Coordinación y cooperación interinstitucional: para la contención y disuasión de la producción y el tráfico de drogas ilícitas.
- Las drogas ilícitas.
El problema, sin embargo, no es la ambición expresada por el gobierno mexicano en la CND. Al fin y al cabo, si no se puede ser aspiracional en las reuniones de la ONU ¿dónde más se puede vivir la mejor vida? La preocupación es la disonancia entre el México que observamos a nivel internacional y lo que ocurre a nivel interno.
Por ejemplo, ONU México quiere mejorar el acceso al tratamiento y evitar la criminalización de los consumidores de drogas. Sin embargo, México doméstico tiene una campaña nacional contra el consumo de drogas anclada en el mensaje catastrofista En el mundo de las drogas no hay final feliz. Los vídeos utilizados para la campaña muestran a consumidores de drogas que narran las tragedias que les ocurrieron después de consumirlas, que van desde la pérdida de la custodia de sus hijos hasta el homicidio. La campaña ha sido muy criticada por los expertos en salud pública y la sociedad civil, que consideran que los mensajes estigmatizan y reproducen mensajes peligrosos sobre el consumo de drogas en lugar de proporcionar información objetiva basada en pruebas.
ONU México también llama a la responsabilidad compartida, a la coordinación y a la cooperación. El México doméstico, sin embargo, parece utilizar caprichosamente la retórica de la no intervención y de la soberanía nacional en un contexto en el que los desafíos transnacionales no pueden ser resueltos unilateralmente. Y lo que es más importante, México nacional aún no ha establecido una iniciativa seria centrada en la reducción del suministro de fentanilo que sigue matando a los estadounidenses en cifras récord y a los consumidores mexicanos cada vez más.
Por último, ONU México se jacta de su política exterior feminista, y si bien hay un cauto optimismo en torno a su implementación, la respuesta de México doméstico a la violencia letal y no letal contra las mujeres pone en duda la sinceridad de esta aspiración. Esto también ha llevado a la sociedad civil a hacer un llamado a la comunidad internacional de ONGs feministas para que responsabilicen al gobierno mexicano por reprimir violentamente y socavar a las manifestantes feministas (puedes firmar la petición aquí).