El popular retiro de bienestar en la Riviera Maya lidia con problemas que amenazan su propia sustentabilidad como atractivo turístico. Cada año, millones de visitantes se dirigen a las playas del Caribe de Quintana Roo para relajarse, festejar y repetir. El estado recibió 22 millones de visitantes durante 2019; ahora, intenta ponerse al día tras la caída de Covid-19. Con una recuperación tambaleante en el horizonte, los centros turísticos de la Riviera Maya, como Tulum, podrían tener dificultades para lidiar con seguridad con la creciente demanda que traen las vacaciones de Semana Santa y Spring Break. Al momento de escribir este artículo, el indicador epidemiológico de Quintana Roo sigue en amarillo (en un sistema de semáforo de cuatro colores).
El comienzo de la primavera es un punto álgido para Tulum. La ciudad ha construido una identidad que nace de su antigua historia maya y de su privilegiado entorno natural. Los viajeros se apresuran a llegar a la Riviera Maya a tiempo para el equinoccio. Se maravillan ante las maravillas y el espectáculo de la cercana Chichen Itzá, en Yucatán, o de la Reserva de la Biosfera de Sian Kaan. Otros desean pasear por playas inmaculadas para huir del frío de sus lugares de origen o rondar los famosos cenotes (pozos naturales de aguas profundas) que salpican el territorio.
Tulum vio la llegada de casi 2,2 millones de turistas en 2018, su cifra más alta registrada. A partir de 2020, la localidad contaba con una población de 46.000 habitantes, lo que supone un 65 por ciento más que en 2010, según el organismo de estadística mexicano INEGI. El último censo mostró que Quintana Roo ocupó el primer lugar entre los estados mexicanos con la tasa de crecimiento poblacional más significativa. El municipio de Tulum ocupó el segundo lugar en el estado. Esto es el resultado directo del atractivo económico de la zona para muchos trabajadores..
El sector de la hostelería se ha empeñado en situar a Tulum como ejemplo de sostenibilidad. En la zona ha surgido una industria artesanal de hoteles, spas y restaurantes respetuosos con la naturaleza que se adentran en una estética de lujo eco-chic. El modelo ha demostrado su eficacia, pero podría agotarse a medida que se amplíe. Ha atraído la atención de los turistas, pero también la de personas implicadas en actividades ilícitas.
Los focos brillaron en Tulum durante el mes de marzo, y no por buenas razones. El 27 de marzo, cuatro policías locales mataron a una mujer (una refugiada de El Salvador) mientras estaba detenida. Se desataron protestas en México y otros países por la brutalidad policial, y las autoridades mexicanas detuvieron a los culpables. Sus restos llegaron a San Salvador durante el fin de semana. La situación se produce mientras los ciudadanos locales se preocupan por la capacidad de las fuerzas policiales para hacer frente a la creciente inseguridad. El crimen organizado participa en la distribución de drogas a lo largo de la Riviera Maya y en los chanchullos de protección.
Durante los últimos meses, las autoridades han clausurado fiestas clandestinas en los alrededores de Tulum y también han suspendido temporalmente el acceso a los sitios arqueológicos locales. Aunque las restricciones a las reuniones han estado en vigor desde el año pasado, los inspectores de salud cerraron temporalmente cinco hoteles por exceder su capacidad durante el fin de semana (2-4 de abril). Las autoridades también detuvieron dos eventos a gran escala escondidos en lo profundo de la selva y alrededor de los cenotes. Algunos sitios mayas no permitieron el acceso durante unos días después de que los visitantes no hicieran caso a las normas de Covid-19 sobre el uso de mascarillas, un problema también frecuente en los restaurantes.
La comunidad empresarial ha planteado abiertamente su preocupación por la situación en Tulum, alegando que podría dañar la reputación de la ciudad. En una reciente entrevista, el presidente de la Asociación de Hoteles de Tulum habló de que los negocios deben respetar las directrices para operar con seguridad durante la pandemia y de que las autoridades deben hacerlas cumplir. La asociación también condenó la brutalidad policial. Las tensiones van en aumento, ya que los habitantes de Tulum también han denunciado que los turistas, especialmente los extranjeros, parecen recibir un trato preferente por parte de la policía. Para algunos, la ciudad podría correr el riesgo de ser etiquetada como destino de turismo de borrachera.
Tulum sigue siendo seguro para los visitantes, pero tendrá que adaptar su estrategia para el resto del año. Con la creciente posibilidad de una tercera oleada de casos de Covid-19, la ciudad se prepara para las fluctuaciones en el número de visitantes para los próximos meses. Tendrá que hacerlo manteniendo un equilibrio entre la recuperación económica, la seguridad pública y la sostenibilidad. Por el momento, el gobierno estatal puso en marcha brigadas de salud, denominadas burbujas sanitarias, dirigidas a los turistas en lugares típicamente concurridos del 29 de marzo al 12 de abril en Tulum, Cancún y Playa del Carmen, cerrando zonas y calles al tránsito desde la medianoche hasta las 5 de la mañana.
Los últimos acontecimientos demuestran lo importante que es para los turistas respetar las leyes y directrices locales en México. Limite su visita a las playas y sitios populares respetando los protocolos sanitarios y los toques de queda. Evite beber en espacios públicos y adquirir drogas ilegales. Por mucho que los propietarios de las tiendas o los cajeros quieran ofrecer a los clientes un servicio excelente, evite ser bullicioso o irrespetuoso. Tenga en cuenta las interacciones con la policía local. Planifique sus salidas y rutas con tiempo antes de salir, sobre todo de noche. (¡No olvide llevar protección solar!)
La existencia de Tulum depende profundamente del turismo, y desde hace años se están realizando esfuerzos para hacer de su sostenibilidad un argumento de venta. Sin embargo, las tensiones y las expectativas respecto al comportamiento de los visitantes extranjeros serán elevadas. La ciudad sigue siendo un lugar atractivo y seguro para el descanso, el disfrute de la naturaleza y la práctica del bienestar. Los lugareños quieren que siga siendo así.