(A Todo Momento – El Nacional) — Luego de vanagloriarse durante casi dos décadas por haber llegado al poder mediante el voto popular, hoy el PSUV no puede seguir enarbolando esa “bandera democrática” porque su conducta actual desdice mucho de un sincero respeto por los comicios de acuerdo con las normas constitucionales.
Como queda demostrado en las últimas elecciones regionales, también se ha irrespetado de todas las formas y maneras la Ley de Sufragio que el mismo gobierno chavista promovió con intenciones no solo torvas sino abiertamente ventajistas. Con el pretexto de adaptar a los nuevos tiempos los avances tecnológicos que permitirían garantizar el secreto del voto, agilizar el proceso de votación y de su posterior escrutinio, se asignaron recursos para adquirir las ya famosas “máquinas de votación”.
Lo malo es que quien recibió el encargo de armar el tinglado tecnológico no solo era un representante del gobierno y del partido en el poder sino un connotado enemigo de la democracia, del voto libre y secreto y, como si fuera poco, un “joven emprendedor” enamorado del dinero y del dólar.
Como se fue descubriendo con el paso del tiempo, el “emprendedor”, dirigente de la izquierda radical, poco tardó en viajar al imperio para alojarse en lujosos hoteles de los pérfidos gringos y luego cuadrar, a su conveniencia personal y del partido, este negocio electoral que prometía no cesar jamás en vista de la fiebre del difunto por celebrar elecciones por quítame allá estas pajas.
Fidel le había recomendado al galáctico que, como militar que era, lo más seguro fuese que lo tildaran de dictadorzuelo tropical. Pero que con unos baños de abundantes votos ese peligro podía neutralizarse.
No fue un mal consejo; pues a falta de un resonante triunfo militar, el golpe del 4 de febrero había finalizado por ser una humillante derrota. Meses después otro grupo de militares lo intentó de nuevo, mas fueron capturados y llevados a prisión. De forma que lo indicado, pensó el difunto, no era un golpe militar sino de timón. Así que decidió recorrer el país predicando el abstencionismo porque la vía electoral no permitiría alcanzar el triunfo de la revolución.
Pero las cosas le salieron al revés y poco tiempo después ganó como representante de la “minoría mayor”, es decir; como el segundo en el orden de llegada, bien atrás de la abstención. La historia no perdona a quienes sin ser ciegos se niegan a ver la realidad. Luego de ese primer triunfo, como era de esperarse, siguieron otras victorias. Sin embargo, la vida te da sorpresas.
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Por ejemplo, Jorgito en el municipio Libertador ahora amenaza con prisión a quien no quiera ir a votar. Confunde una decisión particular de cada ciudadano con un sabotaje que debe ser castigado con prisión. “Solicitamos al CNE; que preserve el derecho de los venezolanos a votar y que tome medidas contra los partidos que impidan los derechos políticos”.
Jorgito recordó que la pena por impedir el ejercicio de los derechos políticos llega hasta los 30 meses de cárcel. A buena hora. El hijo de un militante terriblemente torturado y asesinado en prisión ahora aboga porque la historia se repita. Jorgito, tu padre predicó la abstención y tenía razón en ese momento. Y nunca mereció estar preso y su horrible muerte.