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¿Hasta cuándo nos ven la cara de pendejos? | Por Gladys Socorro

(A Todo Momento) — ¿Hasta cuándo nos ven la cara de pendejos? | Por Gladys Socorro @gladyssocorro

Como se dice en buen maracucho: lo que duele es la mamazón de gallo. Sí, la burla. Los zulianos hemos aguantado estoicamente el inhumano racionamiento eléctrico al que hemos estado sometidos desde hace casi dos años, cuando pasamos la Nochebuena en penumbras. Desde entonces nos hemos calado el aumento progresivo de la cantidad de horas a oscuras, el deterioro de todos los servicios públicos que dependen de la electricidad, aunado con temperaturas de 40 grados centígrados promedio. Pero lo que no podemos tolerar es que encima se burlen de nosotros en nuestra propia cara.

No solo piensan que somos pendejos, es que de verdad lo creen. Nos mienten una y otra vez, pero siempre se superan. Los zulianos padecemos a diario el calvario de estar 6, 10, 12 o más horas al día sin electricidad, pero para ellos no es suficiente. No conformes con la tortura física y psicológica que significa vivir sin luz, los que hoy gobiernan en la región tienen la desfachatez de anunciar para esta semana el cese del racionamiento. Tanta es la saña que a la par de esta versión oficial los cortes de luz han sido más largos, como para que no se nos olvide que ellos tienen el poder de seguir castigándonos. Desde el pasado jueves a los sectores que estaban dentro del esquema 6×6 les han duplicado su ración de patria.

Es que ni que nos lo juren de rodillas les creemos. Usted y yo porque lo vivimos en carne propia, y José Aguilar, consultor internacional en energía eléctrica, porque conoce los detalles técnicos del sistema.

El especialista asegura que, a esta fecha, en Maracaibo (la ciudad más grande y afectada, responsable de 83% del consumo del estado) solo se generan 50 megavatios (MV) de una capacidad instalada para producir 2.462 MV. Dependemos del Guri en 95%, lo que nos hace extremadamente vulnerables ante cualquier mínima falla en el Sistema Interconectado Nacional.

A veces, cuando funciona a medias alguna de las unidades más antiguas de la planta Ramón Laguna, alguna en la Costa Oriental del Lago o en Casigua, a duras penas llegamos a los 110 MV, mientras que del Guri recibimos, en el mejor de los casos, 1.050 MV. La realidad eléctrica regional da cuenta de un retroceso de 55 años. La generación actual es la misma de 1964, lo que obliga a los zulianos a sobrevivir con un tercio de la energía que se requiere.

Para siquiera pensar en la posibilidad de eliminar el racionamiento eléctrico en el Zulia, Aguilar explica que debe haber una generación firme de 1.000 MV adicionales a los existentes, para lo que se hace necesario poner en funcionamiento Termozulia o las plantas ubicadas del lado de Maracaibo. Así mismo, se debe garantizar el combustible que permita la generación de esa cantidad de megavatios. Puntualiza el experto que ante los serios problemas que tiene Pdvsa para facilitar el gas, se necesitarían diariamente entre 5 y 6 millones de litros de diesel. «Solo si garantizan el combustible y terminan de reparar las máquinas podrían eliminar el racionamiento, de lo contrario, sería imposible hacerlo dependiendo del Guri».

Al ser consultado sobre la posibilidad planteada por el ex gobernador del Zulia Manuel Rosales, de habilitar una barcaza y unidades para generar MV en la región, el consultor internacional en energía eléctrica manifiesta que aunque no serían suficientes para enfrentar la crisis, sí darían un alivio al sistema.

Sin embargo, aunque desconoce los detalles del proyecto, está seguro de que su puesta en funcionamiento requeriría trabajos de tendidos eléctricos para incluirlos en el interconectado regional, además de 3 millones de litros diarios de combustible líquido y un estudio de protecciones y de separación de cargas para asegurar que no interfieran con la transmisión desde el Guri. Considera que pudieran instalarse en la planta Rafael Urdaneta, Termozulia o la Ramón Laguna, siempre y cuando se hagan los trabajos de adaptación.

Grosso modo, Aguilar explica que el problema que tiene el Zulia y que lo ha hundido en esta calamidad eléctrica es que se han perdido 3 de los 6 nexos entre el Sistema de Transmisión Regional y el Interconectado Nacional, además de la alimentación proveniente de Colombia. Hoy solo contamos con una de las 2 líneas que pasan por las torres que están en el lago, en 400KV, en peligro de derrumbe por oxidación; y uno de los 2 cables sublacustres en la parte norte de Maracaibo, ambos operando a 230KV, la mitad de su capacidad.

A través de estas llega la energía desde la subestación El Tablazo, que a su vez se alimenta de la subestación Yaracuy, proveniente del Guri. Como la demanda del Zulia, especificamente de Maracaibo, es muy superior a los 1.050 MV que se reciben, se fuerza la transmisión y es allí cuando se producen los constantes bajones de voltaje. En las noches, aun cuando baja la demanda en el país, a nuestro estado se le castiga todavía más porque de suministrarle más electricidad se colapsaría todo el sistema nacional.

De no existir más retrasos técnicos y administrativos, se requerirían 60 días adicionales como mínimo para concluir las reparaciones anunciadas, esto sin que ocurra alguna falla ni en las unidades ni en el sistema interconectado que impida el suministro actual hacia el Zulia.

Estamos lejos, muy lejos de acabar con la pesadilla de los cortes de luz. Por el contrario, el problema tiende a agudizarse. Apenas comienzan las altas temperaturas y ya sentimos que nos derretimos. El Zulia tiene el sol encima porque este viaja hacia el hemisferio sur.

Mientras más suban las temperaturas, mayor exigencia tendrán las máquinas generadoras. Solo Dios sabe lo que deseo que Aguilar esté equivocado. —Solo Dios sabe la felicidad que me provocaría tener que retractarme de cada una de las palabras escritas aquí. —Solo los zulianos sabemos la tragedia que vivimos todos los días y la indignación que nos produce que sean las mismas autoridades las que se burlen de nosotros en tan sensible situación. Lo que viene es duro, mucho más de lo que nos ha tocado aguantar.

El Nacional