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Villca Fernández: “Te colocan electricidad en los testículos”

Foto archivo

(Redacción A Todo Momento) — Villca Fernández, estuvo preso en el Helicoide, que es un edificio donde opera el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), en el cual vivió muchas torturas y ataques por parte de los custodios.

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En una entrevista realizada por el Diario Caretas de Perú, les cuenta como fue su experiencia en el establecimiento, recordando sus 29 meses de prisión. Debemos recordar que Villca fue detenido el 31 de enero del 2016 en Mérida, por enviar un tuit un día antes al diputado Diosdado Cabello. “Tienes los días contados en el poder y tienes muchas cuentas pendientes con la justicia…no te tengo miedo”, escribió.

“Cuando llegó a los calabozos, los prisioneros me dijeron ‘bienvenido al infierno’. No tarde en comprobar la certeza del recibimiento. Me ingresaron a una celda que nosotros bautizamos como ‘Guantánamo’. Tenía 56 presos comunes en un espacio de 6 metros de ancho por unos 12 de largo. En las mazmorras de El Helicoide no hay luz y el agua llega a cuentagotas. Los oficiales sacan a los prisioneros a bañarse una vez a la semana. Muchas veces la comida llega con gusanos. Los presos colocan sus orines en vasos –que almacenan en la celda y depositan el excremento en unos recipientes hechos con papel periódico llamados barquitos”, recordó.

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Cabe destacar que, antes de entrar al calabozo, Fernández fue esposado a una puerta por un mes con el brazo en alto, allí conoció al “Perro”, un comisario que, con tabla de madera en mano, caminaba por los pasillos para golpear a los presos hasta que no pudieran ponerse de pie.

“Yo vi y viví cómo te colocaban una bolsa de basura en la cabeza y te destapaban una bomba lacrimógena dentro. Viví y escuché los gritos de cuando te colocan electricidad en los testículos, en los tobillos y en las orejas. Viví en la cámara del tiempo, un cuarto pequeño y sin entrada de luz en el que te metían tres, cuatro o cinco meses”, relata mientras endurece el rostro, marcado por las golpizas que le quebraron el cuerpo pero no el espíritu.

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“Empecé a exigir, a golpear las rejas y a darles valor a los demás presos para pelear por mejores condiciones”, asegura. Cuatro días antes de las elecciones presidenciales en Venezuela, el 16 de mayo, los presos protestaron contra los abusos. La situación era crítica. “Me atrevería a decir que el 90% de los casos de presos son viciados. Hay gente que tiene boleta de libertad y la lleva colgada en el cuello. Se supone que cuando el tribunal emite tu boleta el custodio que está de guardia debe ponerte en libertad. En El Helicoide no pasa eso”, sostiene Fernández.

SEMILLA POLÍTICA

Recordemos que, Hugo Chavez llegó al poder en el año 1999. “Siempre estuve en contra de su política. Utilizó la necesidad de cambio del pueblo para instalar el sistema totalitario que hoy vive Venezuela”, explica. En el 2002 participó en las revueltas nacionales que celebraron el golpe que derrocó a Chávez momentáneamente del gobierno. En el 2005 empezó la carrera de ciencias políticas en la Universidad de los Andes.

Un par de años después, en mayo del 2007, integró el movimiento estudiantil que marchó para evitar el cierre de Radio Caracas Televisión. Y aquel grupo, en diciembre de ese año, dirigió exitosamente la campaña contra la reforma constitucional planteada por Chávez.

“Tengo 10 huelgas de hambre en la historia reciente. Soy fundador del movimiento Liberación y y fundador también de la Operación Soberanía. Eso hizo que en el 2014 el Ministro de Justicia, Miguel Rodríguez Torres, hoy preso, me dictara detención”, cuenta.

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Estuvo dos años viviendo en los montes y cambiando de aspecto. Ya era padre de dos niños a los que no podía ver. Pero siguió en la lucha. En el 2015 se postuló para ser diputado en la Asamblea General, pero no tuvo éxito, en enero del 2016 lo arrestaron.

Villca es hijo de padres artesanos y creció en Mucurubá, un frío pueblo andino, en el estado Mérida. Sus inquietudes políticas nacieron y se maceraron en el ambiente en el que se crió, cargado de cultura, irreverencia y rebeldía. Su padre, Jorge Fernández (63), es un limeño que había escapado de la dictadura militar en 1975.

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Las gestiones para que Villca llegara al Perú se iniciaron el 18 de mayo, cuando su padre lo inscribió como ciudadano peruano en el consulado de nuestro país en Venezuela. Desde allí el embajador César Enrique Bustamante dirigió las gestiones. El consulado exigió a las autoridades venezolanas que liberaran a Villca de su encierro. Al ser peruano no podían retenerlo.

“El régimen me llevó al aeropuerto y me montó en el avión”, detalla. Allí lo esperaba su padre. En Panamá los recibió un representante del consulado peruano en ese país para confirmar que todo estuviese en orden. Luego tomaron la conexión hacia Lima.

Villca Fernández arribó al Perú pasada la medianoche del viernes 15 de junio. Pero su mente y su corazón se quedaron en Venezuela. “Yo no me siento libre, lo seré recién cuando recuperemos al país por la vía democrática”, sentencia. Y se despide para caminar un rato con su padre por las calles del Centro Histórico de Lima. Sin cadenas, como un peruano más.