Nairobi Rosalinda Pinto, la jefa de corresponsalías de Globovisión que permaneció secuestrada durante ocho días, termina las gestiones para salir de Venezuela.
La periodista de 32 años de edad finaliza los trámites para obtener una visa de turista que le permita viajar a Canadá, donde reside su madrina.
Las diligencias ante la embajada correspondiente comenzaron el mismo día en que fue liberada, gracias a la intermediación de Carlos Nieto Palma, director de la organización no gubernamental Una Ventana para la Libertad.
Nieto informó que la idea de la comunicadora es pasar por lo menos dos semanas en el país norteamericano, y superar así el impacto sicológico de su cautiverio.
Pinto fue privada de su libertad por tres encapuchados el domingo 6 de abril a las 4 30 pm, cuando entraba al edificio donde reside en Los Chaguaramos. La liberaron la madrugada del lunes 14 de abril frente a la sede de Protección Civil en Cúa.
En ese lapso, los captores no se comunicaron con los familiares de Pinto para exigir el pago de rescate. Así lo reconoció el domingo el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, mayor general (Ejército) Miguel Rodríguez Torres.
Encerrada. Nieto indicó que luego de su liberación la periodista ha optado por evitar las salidas de su casa. Igualmente ha cortado casi toda comunicación con el exterior. Aún no se ha reincorporado a su puesto de trabajo. Descartó los rumores según los cuales ella viajaría a Canadá para desempeñarse como corresponsal del canal informativo venezolano.
La dirigente estudiantil Gaby Arellano afirmó que aún no ha podido conversar con Pinto sobre lo ocurrido. Indicó que la última comunicación entre ambas ocurrió momentos antes de que la secuestraran.
Relató que ella conoció a Pinto hace dos años. Desde entonces entablaron una amistad. Pero según Arellano era solo eso. Recordó que durante la semana previa al secuestro pudieron verse en tres oportunidades, aún cuando constantemente intercambiaban mensajes por teléfono.
Arellano reiteró que el secuestro de su amiga tuvo la finalidad de “quebrar sicológicamente” a los líderes del movimiento estudiantil.
Relató que en los días previos al plagio la periodista recibió en su celular dos llamadas de personas desconocidas, un hombre y una mujer, que le hablaban en tono familiar para que ella les dijese qué sabía sobre las actividades futuras de los estudiantes. En ese momento, no le dieron mucha importancia al asunto. Ahora, Arellano cree que esas llamadas pudieron ser parte del mismo plan que desembocó en el secuestro de su amiga.
Foto, Corre del Orinoco