Después de un extenuante debate de 6 horas entre los principales líderes de oposición y altos dirigentes del gobierno venezolano, la incertidumbre arropó al ambiente.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, tomó apuntes de las principales ideas plasmadas por los dirigentes opositores y les invitó a unirse a las Conferencias de Paz y a las mesas de trabajo que ha instaurado en todo el país.
Sin embargo, nada concreto quedó en conclusión. Uno de los puntos más relevantes planteados por la facción opositora, la amnistía a los presos políticos, fue un punto de honor para Maduro y no cedió al declarar que: “Hay tiempo para la justicia y hay tiempo para el perdón. Este es el tiempo de la justicia”.
El País de España reseñó al respecto:
“En general, los hechos complacieron los deseos expresos de Maduro, quien había dicho preferir una agenda abierta para conversar. Los delegados opositores dieron la impresión de un mayor concierto en sus enfoques y temas. En particular, sus dos primeros voceros, Aveledo y el diputado por la Causa R, Andrés Velásquez, concentraron las propuestas específicas de la MUD acerca de sus cuatro exigencias: libertad para los presos políticos, desarme de los colectivos armados, conformación de una instancia bipartita para investigar los hechos violentos de los dos últimos meses, y una remodelación “equilibrada” de los poderes judicial y electoral. También propusieron que el presidente recibiera a los estudiantes, líderes de la revuelta callejera, para lo que Maduro se declaró preparado.
El próximo diálogo no será televisado; al menos, no en su totalidad. Tal vez esa nueva dinámica permita plantear fórmulas y generar espacios que no estuvieron presentes en el primero, un todos contra todos que sembró dudas acerca de su capacidad para atajar la violencia política que ya se enseñorea en las calles de Venezuela”.
Dentro de la incertidumbre reinante luego de este primer encuentro, lo único concreto que se acordó fue esa próxima reunión, que se efectuará el 15 de abril.