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La “delgada línea roja” que explica la masacre de Las Vegas

Imagen: Actualidad RT

(A Todo Momento – Actualidad RT) — Dos días después del mortífero tiroteo que perpetró Stephen Paddock, las autoridades siguen “sin entender” qué lo movió a asesinar a 60 personas en Las Vegas.

Paddock, según la información disponible, era un hombre blanco sin antecedentes penales, además de millonario, que se encontraba hospedado en un lujoso hotel de una de las capitales de la ludopatía. Las autoridades están “desconcertadas” porque su perfil ni su patrón de vida “encajan” en los estereotipos criminales de “terrorista o fanático”. Pero, ¿es realmente un misterio que un estadounidense común tuviera decenas de armas en una habitación y descargara cientos de disparos por minuto contra una multitud? Las estadísticas de la violencia en EE.UU. pueden ofrecer algunas pistas.

Es un “derecho”

Para comprar un auto o abrir una cuenta bancaria en EE.UU. se necesitan más requisitos que para adquirir un arma. Si se le antoja un rifle, solo debe tener más de 18 años y estar exento de antecedentes penales, ya que la segunda enmienda, aunque haya sido escrita en 1791, le otorga el “derecho” a empuñar un revólver para “defenderse” de los invasores ingleses.

Cabe pensar que Reino Unido ya no está interesado en invadir EE.UU., pero la Corte Suprema ratificó en 2010 que ninguna ley puede estar por encima del “derecho” al porte de armas establecido por la segunda enmienda y que ha sido la bandera más ondeada por la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).

Así, en Norteamérica hay actualmente 255 millones de armas o, lo que es lo mismo, una por cada adulto. Sin embargo, un estudio publicado el año pasado por ‘The Guardian’ reveló que el reparto del arsenal no es equitativo, ya que al menos el 3% de la población concentra la mitad de las armas. Son los así llamados “súper propietarios” porque pueden poseer entre ocho y 140. Paddock podía contarse entre ellos, pues tenía 42 y todas fueron adquiridas legalmente.

Masacre de Las Vegas: ¿Inusual?

Paddock disparó a una multitud en Las Vegas, no siendo la primera vez que ocurre un hecho similar. Según un estudio realizado por Mother Jones, que evaluó las masacres registradas en EE.UU. en las últimas tres décadas, más de la mitad de los casos ocurrieron en sitios concurridos como escuelas, lugares de trabajo, centros comerciales y restaurantes.

El tirador de Las Vegas era rico, apostador, blanco y con una casi intachable hoja de antecedentes penales, salvo por una infracción menor de tránsito. A pesar del cruce de datos entre la policía y el FBI, las autoridades no han sido “capaces de encontrar ninguna historia reprobable en ese individuo”, según ‘New York Magazine’.

Pero de acuerdo al citado estudio de Mother Jones, el perfil de Paddock no es demasiado extravagante si se tiene en cuenta que entre todas las masacres registradas, 44 de ellas fueron perpetradas por hombres blancos.

¿Hijo de gato?

El intachable expediente de Paddock, millonario y ludópata, condujo al de su padre: Patrick Benjamin o ‘Bog Daddy’, un asaltador de bancos que estuvo en la poco envidiable lista de los más buscados por el FBI en la década de los 60 y que fue capturado en medio de un robo, aunque escapó de la cárcel tiempo después.

La madre de Paddock crió sola a sus hijos, inculcándoles la idea de que su padre estaba muerto. Pero Patrick estaba vivo y fue diagnosticado como “psicópata” con “tendencias suicidas”, además de “armado y muy peligroso“. La Policía volvió a capturarlo y luego lo puso en libertad, período durante el que cometió estafas y fue imputado con “cargos de extorsión civil” en un bingo de su propiedad. Murió en 1998.

Paddock hijo, al parecer, siguió los pasos del padre. Se hizo millonario en un negocio inmobiliario, tenía dos aviones, una licencia de piloto y otra de pesca en Alaska, y se aficionó al juego hasta tal punto que —según algunos registros— llegó a apostar entre 10.000 y 30.000 dólares por noche en Las Vegas. Eso sí, jamás presumió de su riqueza.

Sin filiación

La organización terrorista autodenominada Estado Islámico (EI) se atribuyó el atentado de Las Vegas, pero las investigaciones descartan que Paddock actuara en nombre de esa célula. Es más, la policía asegura que el tirador era un “lobo solitario” que no tenía filiación política o religiosa.

Las estadísticas, nuevamente, ofrecen algunas pistas. De todas las masacres registradas en EE.UU., pocas son las que tuvieron que ver con un objetivo político específico: la mayoría de ellas fueron cometidas por sujetos con problemas de salud mental.

En 62 masacres estudiadas por Mother Jones a lo largo de 25 años, 36 de los asesinos se suicidaron en la escena del crimen; 38 padecían trastornos como “paranoia aguda, delirios y depresión”; mientras que el 80% de ellos consiguieron sus armas legalmente. El panorama se opaca aún más si se tiene en cuenta que este año el Congreso eliminó el veto que impedía la venta de armas a personas con desequilibrios mentales, un “logro” de la NRA que, a juicio de activistas como Dan Gross, sólo buscaba aumentar su cartera de clientes.

Quien paga, manda

Parecería lógico que después de una matanza como la registrada el lunes, se reabriera en EE.UU. un debate sobre el porte de armas y la laxitud de una legislación que permite adquirirlas sin mayores controles. Sin embargo, eso aún no ha ocurrido y es probable que no pase.

La NRA ha sabido frenar cualquier intento de restringir el acceso a las armas con el argumento de que una medida así violaría las “libertades individuales” establecidas por la segunda enmienda. Pero no se trata solo una “postura” moral, sino también una inversión económica.

La NRA ha destinado ingentes recursos a campañas políticas y el año pasado respaldó plenamente la candidatura de Donald Trump. Por eso no sorprende que en abril de este año, el mandatario asegurara que defendería el porte de armas porque “los ocho años de asalto contra la Segunda Enmienda han terminado tajantemente (en referencia al anterior gobierno demócrata)”.

Este miércoles, apenas dos días después de la masacre de Las Vegas, el escenario no ha cambiado demasiado. Consultado sobre la necesidad de reconfigurar la legislación en esa materia para evitar más tragedias, el mandatario norteamericano zanjó la cuestión: “No vamos a hablar hoy de la violencia de las armas”. Para el máximo representante de la Casa Blanca, la culpa no es del sistema, ni de las armas, sino de Paddock, “un hombre muy enfermo, una persona muy demente”.

Vía Actualidad RT