(A Todo Momento) — Luigi Di Maio Líder del Movimiento 5 estrellas y Matteo Salvini secretario de la Liga Norte se unen con el fin de realizar un plan de gobierno que podría tener como consecuencia un déficit del 10% del PIB.
“Poquísimos puntos explican cómo van a ser cubiertos los costes. Habrá menos ingresos y más gastos, con un agujero en las cuentas públicas de 170.000 millones de euros, lo que supondría un déficit del 10 % del PIB”, escribía ayer en “La Repubblica” el economista Roberto Perotti, profesor de la prestigiosa universidad Bocconi de Milán. “Probablemente, los redactores del contrato pretenden pedir que los gastos para inversiones no sean incluidos en el cálculo del déficit utilizado para respetar los parámetros de Maastricht”, concluye el profesor.
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Esto explicaría que en el contrato de gobierno se indique la intención de regresar a una Unión Europea anterior al tratado de Maastricht. Con ello Di Maio y Salvini han dejado muy claro que no quieren ajustarse a reglas europeas. Pero muchas de sus ideas son fantasía. Por ejemplo, uno de los puntos más destacados y comentados del programa de gobierno es la repatriación de 500.000 inmigrantes irregulares. Muchos expertos lo consideran imposible. Algunos medios, como «L’Espresso», calculan que, aparte de los riesgos y costes, serían necesarios 27 años de vuelos.
Lógicamente ese libro de sueños que han fabricado Matteo Salvini y Luigi Di Maio crea preocupación e interrogantes dentro y fuera de Italia. Lo llamativo es que está realizado por dos políticos con un pobre currículum que están causando la mayor conmoción que ha vivido Italia en décadas.
De secesionista a patriota
Matteo Salvini, seguidor de Marine Le Pen y aliado del presidente ruso Putin, alardea de que “el programa del gobierno es la quintaesencia de la Liga, acogiendo la política de “los italianos primero” y el 90 por 100″ de sus peticiones (algunos militantes del M5E han criticado el contrato por considerarlo demasiado derechista). Salvini obtuvo el 17, 5 % de los votos el 4 de marzo y hoy es el político de moda en la derecha. Algunas encuestas le dan incluso un 25 % en intención de voto.
Nacido en una familia de clase media de Milán, con estudios de escuela media, Matteo Salvini solo se ha dedicado en su vida a la política, caracterizándose por su demagogia y retórica xenófoba. Político sin escrúpulos, no le ha importado cambiarse de chaqueta en cualquier momento para lograr sus objetivos. Enemigo jurado de las recomendaciones, se ha preocupado de situar profesionalmente a sus dos exmujeres.
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Para conquistar votos en el sur de Italia, ha convertido a la Liga en un partido nacionalista y él ha pasado de ser un secesionista ultra, a un patriota con una mirada hacia la extrema derecha. Tiempo atrás, en su extremismo anti italiano, Salvini decía: “Nunca digas Italia”. En 1999 se negó a estrechar la mano a Carlo Azeglio Ciampi, uno de los presidentes más amados de Italia: “No, gracias; usted no me representa”, le espetó. Y para insultar a las gentes del sur, el líder de la Liga gritaba: “Vesubio lávalos con el fuego”.
El líder del M5E, Luigi Di Maio, decía en la campaña electoral que nunca se aliaría con uno que lanzaba graves insultos a los italianos del sur. Pero hoy son aliados. Milagros del poder.