(Redacción A Todo Momento – Daniela Carrero)
Hugh Herr tenía tenía 17 años cuando sufrió un accidente de montaña que cambió el curso de su vida. Fue en 1982, cuando el hoy célebre ingeniero del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés), en EE.UU., se perdió durante una escalada en New Hampshire y pasó varias noches a temperaturas inferiores a los 20 grados bajo cero.
Herr sobrevivió, pero debieron amputarle ambas piernas por debajo de las rodillas. Frustrado por la falta de funcionalidad de las primeras prótesis que le ofrecieron, el científico decidió dedicar su vida a diseñar y crear piezas que sí le permitieran, a él y a cientos de personas, recuperar la libertad de movimiento. Y la máxima que ha guiado su vida desde su accidente está en el corazón de su profunda pasión por innovar.
“Los seres humanos no se rompen, es la tecnologia la que es insuficiente”
“Luego de mi accidente, me di cuenta rápidamente que un ser humano nunca puede ser ‘discapacitado’”, dijo Herr a BBC Mundo. “Los seres humanos no se rompen, es la tecnología la que es insuficiente, rota y discapacitada, y hay que mejorarla”.
“Esta idea simple y poderosa fue un llamado a que me dedicara a hacer avanzar la tecnología para eliminar mi propia discapacidad, y las de otros”. Para lograr su objetivo, Herr no cesó de adquirir conocimientos en diferentes campos. Es doctor en biofísica graduado de la Universidad de Harvard, y master en ingeniería mecánica del MIT. Actualmente dirige el grupo de investigación en biomecatrónica del MIT Media Lab, donde colaboran expertos en biología, neurología, robótica y electrónica, entre otras disciplinas
La clave de las prótesis desarrolladas por Herr es la función. No importa si se parecen a una pierna o a un tobillo, sino en qué medida simulan el movimiento natural y la función muscular.Las prótesis inteligentes de Herr realizan ajustes constantes según la superfice e incluyen mecanismos que emulan la propulsión natural del andar humano.
Su startup BiONx Medical Technologies, antiguamente iWalk, ha comercializado y distribuido a más de 900 pacientes una de sus creaciones, el sistema BiOM T2, que simula el funcionamiento natural de un tobillo y los músculos que lo estabilizan. El BiOM T2 tiene tres computadoras, 12 sensores y un “actuador” o dispositivo que regula el movimiento, según explicó Herr a BBC Mundo.
“En las computadoras se ha programado la matemática fundamental de los reflejos de la espina dorsal que controlan los músculos de la pierna. Cuando una persona con una amputación camina, esos reflejos transmiten la información de sensores a posiciones del actuador en forma natural”, señaló el científico.
“Por eso es que, si bien la extremidad biónica está hecha de titanio, materiales compuestos y silicona, se mueve como si fuera hecha de carne y hueso”. BiOM T2 ha sido distribuida desde 2010 a más de 900 pacientes, incluyendo cerca de 400 veteranos de guerra. Herr y su laboratorio han creado numerosas prótesis inteligentes, incluyendo una de rodilla.
El ingeniero del MIT espera en el futuro usar la misma tecnología para ayudar a recuperar movimientos no sólo a personas con amputaciones, sino a otras que, por ejemplo debido a edad avanzada, están limitadas por los efectos de la osteoartritis.
“EL INNOVADOR NO ES PASIVO”
¿Cuál es para Hugh Herr el secreto de la innovación? ¿Cómo puede enseñarse y qué pueden aprender de su experiencia los países de América Latina? “Una sociedad innovadora es un fenómeno cultural. Una sociedad innovadora no deja que el futuro simplemente suceda, sino que lucha por crear un futuro deseable”, dijo Herr a BBC Mundo.
“Un individuo en esa sociedad no espera simplemente y sólo se queja de lo que no funciona, sino que actúa para crear invenciones y procesos que mitiguen un problema en la sociedad”, agregó. Para el ingeniero, el futuro no debe ser algo que “nos pasa, sino algo que creamos”. “El innovador no es pasivo, sino que emplea los recursos disponibles en el mundo para crear resultados favorables”.
“Enseñar esas actitudes a los niños inspirará grandes cambios”. ¿Y qué le diría Herr a un joven en Latinoamérica u otra parte del mundo que se siente actualmente atrapado por una discapacidad? “Yo inspiraría a esa persona a que se pregunte lo siguiente: ¿Cómo puede mi cuerpo inusual ser catalizador de cambios positivos en el mundo?”