Este lunes se lleva a cabo el segundo debate presidencial camino a la presidencia de Brasil, donde Dilma Rousseff, actual mandataria y quien busca la reelección por segunda vez en unos comicios que dieron un giro debido a la muerte del candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos, y que permitió el ascenso de Marina Silva, una ecologista que se ha posicionado en las recientes encuestas.
Dilma Rousseff, indicó el pasado domingo que algunas propuestas de su principal rival, la aspirante del socialismo Marina Silva, suponen una amenaza para la industria nacional y, por tanto, para el empleo.
“Eso preocupa. Quería decir que no fui elegida para desemplear o para reducir la importancia de la industria”, declaró Rousseff en una rueda de prensa, en la que comentó el programa de Gobierno que Silva presentó al electorado el pasado viernes.
La presidenta recordó que, en los últimos años, grandes empresas del sector automotriz, entre las que citó Audi, BMW y Nissan, han aumentado su inversión en el país con un compromiso de añadir a sus productos componentes nacionales y con eso se ha favorecido la creación de nuevos puestos de trabajo.
Todas las encuestas divulgadas en las últimas dos semanas dicen que ninguno de los candidatos superará el 50 % de los votos en la primera vuelta del 5 de octubre y que será necesaria una segunda, en la que Silva vencería a Rousseff, hasta hace quince días favorita, con una diferencia de entre 5 y 10 puntos.
Rousseff y Silva estarán cara a cara este lunes, cuando junto a otros cinco candidatos participarán en el segundo debate televisado de esta campaña, que será organizado por el canal SBT y el diario Folha de Sao Paulo.
Con información: EFE