(Redacción A Todo Momento – Vía Segundo Enfoque) El “chemsex” es la nueva tendencia que está dando de qué hablar dentro de la comunidad LGBT, trayendo consigo algunos riesgos.
Infinidad de dudas y pocas evidencias rodean al fenómeno del chemsex (del inglés chemical sex, sexo químico), una práctica minoritaria pero con tendencia al alza entre el colectivo LGBT, y que se caracteriza por consumir varios tipos de drogas con el objetivo de mantener relaciones sexuales durante un largo período de tiempo.
No obstante, la comunidad científica ha comenzado a poner el foco en el asunto y ya brotan las primeras investigaciones que confirman las sospechas iniciales.
Una investigación muy minuciosa del centro comunitario Barcelona Checkpoint ha constatado que el riesgo de infección de VIH entre los hombres homosexuales que practican chemsex es tres veces mayor. La investigación determinó que no es extrapolable a toda la población homosexual, aunque sí busca la manera de orientar.
Por algunos de los antecedentes que han sido registrados en Reino Unido, donde esta actividad está considerada un problema de salud pública, el chemsexse vincula al uso de tres drogas concretas —mefedrona, GHB y metanfetaminas— y se reduce exclusivamente a una parte muy minoritaria de los hombres que tienen sexo con hombres (HSH).
Sin embargo, algunos investigadores reconocieron que no hay ningún estudio que mida este fenómeno en el colectivo heterosexual y, en cualquier caso, tampoco se puede acortar a tres drogas. “La definición no debe ser estricta ni basada en sustancias”, destacó Fernando Caudevilla, médico de familia y experto en drogas de síntesis.
Aunque si bien es cierto que dentro del colectivo LGBT es sumamente común el uso de medidas profilácticas para evitar infecciones de transmisión sexual (ITS), el consumo de varias drogas al tener relaciones sexuales puede dejar a los participantes en un estado de semiinconsciencia que les haga bajar la percepción de riesgo.
En el caso específico de los estimulantes utilizados, en primer lugar la mefedrona es un estimulante del que todavía no se conocen sus efectos a largo plazo; la metanfetamina provoca euforia, desinhibición y quita el sueño; y el GHB o éxtasis líquido es un depresor sedante.
Para estudiar de una forma más minuciosa el chemsex y su impacto sobre la transmisión del VIH, los científicos seleccionaron el consumo de algunas sustancias durante el año 2016 (hasta el mes de julio). De las 3.670 encuestas analizadas, entre el 1,6% y el 5,7% de los encuestados consumían una mezcla o alguna de las tres sustancias enlazadas al chemsex. “El perfil de chemsexers que nos encontramos era de personas muy jóvenes, menores de 34 años, el 54% de origen español y con un nivel alto de formación: el 62% eran universitarios”, señaló Ferran Pujol, director de BCN Checkpoint.