(A Todo Momento) — El portal argentino Página 12 publicó un interesante artículo que hace un recorrido histórico de la homosexualidad en la región de Chechenia. Publicado por Adrián Melo, el trabajo titulado “Primavera Rosa” realza las fluctuaciones en cuanto a la aceptación de los homosexuales por la sociedad hasta su actual persecución.
En la “Leyenda de Boris y Gleb”, un poema anónimo del siglo XII, se narra la historia de un príncipe, Boris, que tiene un paje que lo ama con devoción. Cuando los conspiradores del reino matan a puñaladas a su señor, el paje se abalanza sobre él diciendo: “Si la belleza de vuestro cuerpo va a desaparecer, no quiero vivir en este mundo”.
Desde el siglo XVI en adelante, numerosos viajeros cronistas se fascinan y dan cuenta en sus escritos de la permisividad social en relación con comportamientos homosexuales ya sea entre campesinos, nobles y miembros de la realeza rusa.
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Solo a partir del proceso de occidentalización la homofobia comienza a manifestarse de manera explícita. En el siglo XVIII, Pedro el Grande introduce una serie de reformas que intentan convertir a Rusia a la modernidad y esos cambios trajeron aparejados un mayor contacto con el extranjero homófobo.
Sin embargo, hacia finales del siglo XIX y ya en vigencia desde 1832 de leyes que penaban la homosexualidad se produce un inédito florecimiento de la cultura gay que destacará las figuras del genial Sergei Diaghilev y su efebo bailarín Vaslav Nijinsky o de la autora lesbiana Lydia Dmitrievna Zinovieva-Annibal, entre otros.
La abdicación del zar Nicolas II tras la revolución de febrero de 1917 supuso un breve interregno de garantía de las libertades individuales de manera inédita. La revolución de octubre (noviembre para el calendario que estaba vigente en Rusia) parecía, en principio, perseverar en el camino indicado: tempranamente, en diciembre de 1917, se abolió el antiguo sistema penal y con él, el artículo 516 que condenaba la homosexualidad.
Influidos indirectamente por Magnus Hirschfeld, el científico alemán que fundó el Instituto de Sexología en Berlín y bregó por la abolición del parágrafo 175 que penaba a la homosexualidad en Alemania, los bolcheviques no incluyeron la prohibición de los actos homosexuales en los nuevos códigos penales en 1922 y 1926. Revolución parecía entonces liberación económica y liberación sexual del individuo.
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El director del Instituto de Higiene Social de Moscú y miembro de la Liga Mundial para la Reforma Sexual, Dr. Grigori Batkis, proclamó en 1923 en su libro La revolución sexual en Rusia “la absoluta no injerencia del Estado y de la sociedad en los asuntos sexuales, con tal de que nadie salga perjudicado y se respeten los derechos de todos” y por lo tanto “en lo que concierne a la homosexualidad, la sodomía y otras formas de gratificación sexual que las legislaciones europeas definen como crímenes contra la moral pública, la legislación soviética las considera exactamente de la misma manera que las relaciones llamadas naturales”.
Se suscitaron vientos de esperanza pero la posición fue ambigua. Si bien no existían las leyes condenatorias gays, lesbianas y travestis no estuvieron exentos de la persecución y violencia policial especialmente en zonas islámicas del Cáucaso y Asia Central y de palizas, chantajes o despidos de sus trabajos en todo el país. Se comenzó a debatir sobre la necesidad de terapias para “curalxs”.
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Pero eso no impidió, tal como testimonian cartas, fotos y documentos que valerosos miembros de la comunidad se exhiban orgullosos de sus sexualidades. Rusia adoptó el look de las “estrellas de cine mudo occidentales” con el excesivo maquillaje y uso de máscaras y pestañas, estética andrógina que permitía el camuflaje de gays y lesbianas.
La ambivalencia durante el primer período de la revolución o el punto de quiebre entre dos épocas quizás pueda ejemplificarse a partir de una extraordinaria boda gay organizada en Petrogrado por el marine ruso de la Flota del Báltico Afanasy Shaur en enero de 1921. Según la investigadora Olga Khoroshilova los invitados incluían a 95 oficiales del Ejército y la Marina, “junto con otros miembros de menor rango, y una mujer vestida con un traje de hombre”.
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Sin embargo la boda era una cita envenenada. Afanasy Shaur era un miembro de la policía secreta, y al final del festejo todos los invitados fueron arrestados acusados de buscar destruir moralmente al Ejército Rojo. Pero las acusaciones no prosperaron.
El fin de la primavera bolchevique
La ambigüedad desapareció cuando se impuso la vertiente de Stalin. Entonces. Se impuso entonces la idea de la homosexualidad como una forma residual, un resto de “antiguas formas de vida”…
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