El vestido que lucirá la venezolana en el certamen de belleza internacional consta de una malla bordada completamente con cristales que simbolizan el tronco del árbol -y no “una malla ortopédica”, como han dicho algunos-, un espaldar que sostiene las ramas, y un tocado con diminutas flores amarillas. Ocho kilos de telas y accesorios, en total.
“La malla -detalla Nidal Nouaihed ahora más tranquilo- no quedará como ven en la foto, no. Es una malla bordada con cristales de diferentes tamaños y texturas, y en tonos bronces, marrones y cobres. Mientras que el anker o espaldar, como tú lo llamas, será muy parecido al follaje del araguaney, que tiene una multiplicación de florecillas amarillas, porque lo hicimos con pétalos, telas troqueladas en seda, con degradación de tonos amarillos, y algunos elementos tornasolados para que diera un efecto de brillo”.
Y eso no es todo: en la cabeza, la Miss Venezuela llevará un “precioso tocado”, confeccionado por la orfebre Lisette Loyo, de florecillas elaboradas con cristales pequeñísimos. “Porque recuerda que la palabra araguaney, que proviene de la lengua indígena, significa ‘flor de oro’, y este tocado era perfecto para acompañar el diseño”, se ufana Nidal Nouaihed, el creador del traje.
Doce personas trabajaron en el traje que fue confeccionado en el taller de Nouaihed en la urbanización Las Delicias, de Maracaibo; que está valorado entre 4.000 y 5.000 dólares, y que Migbelis Castellanos lucirá en el desfile de traje típico el 25 de enero en la Universidad Internacional de Florida, en la ciudad de Miami, Estados Unidos.
Un proceso que, saca cuentas Nouaihed, tardó más de mes y medio. “Porque primero nos reunimos con Osmel, quien quería un traje que fuera bastante representativo del país y, al mismo tiempo que resultara sumamente llamativo. Luego se hicieron tres propuestas, se escogió la del araguaney, y entonces comenzamos la investigación para averiguar de dónde proviene el árbol, cuál es su significado, y qué materiales podíamos utilizar en el diseño”.
“¡Es un vestido increíble”, jura él, que ya había confeccionado los trajes típicos de las misses Ana Karina Añez en 2004, de Adriana Bassini en 2009, de Vanessa Goncalves en 2010, Blanca Aljibes e Ivian Sarcos en 2011, y Osmariel Villalobos en 2012.
“Pero te juro que cuando Migbelis se lo colocó todos pensamos lo mismo: ‘¡Es increíble! Yo diría que es muy acertado. Es un traje diferente, digamos, porque no es el típico liqui liqui o de falda llanera. Tiene que ver con la identidad venezolana, porque la idea era recrear, a través de una fantasía, uno de los íconos del país. El año pasado fue la orquídea. Este será el araguaney.”, advierte el diseñador, quien también confeccionó para la aspirante a la corona dos trajes de noche y varios prét-à-porter.
Y aunque a Nidal Nouaihed no le gusta usar la palabra “esotérico”, cree que hay algo de ello en su diseño.
“Porque el araguaney sólo florece durante un mes, en período de sequía, y el resto del año permanece verde. Y justo su florecimiento coincide con el concurso, así que yo diría que es el universo el que conspira”, se ríe.
Con información de El Universal.
