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Cambio gallinero por oso

Por Mitzy Capriles de Ledesma

“Como sea”, cambio todos “los gallineros verticales” por un oso. Mediante trueque, cambalache o dando y dando, pero, eso sí, en el marco de la ley, o por lo menos bajo palabra, como escuché decir en Calabozo, –cuando conocí a Antonio– a un productor de arroz mientras finiquitaba un negocio: “No se necesita notariarlo porque mi palabra es un documento. Entonces ofrezco mi palabra de honor, que es bien grande, y me conformo hasta con un oso hormiguero, y de paso les doy los cultivos organopónicos, la ruta de la empanada y la retahíla de bancos del pueblo y de la mujer”.

El gobierno ha contado con la ventaja de controlar los primordiales medios de producción de casi toda nuestra economía. Por tal realidad este régimen no tiene excusas que valgan para justificar que estemos importando café de Nicaragua –cuando el de Portuguesa es mejor– y caraotas desde República Dominicana –cuando se pueden cosechar esas “negritas” en Zaraza–. El gobierno tiene las tierras, por las buenas o por las malas, porque expropia, asalta e invade. Administra los silos y pone a manipular a quien se le antoje, las empresas de cemento y aluminio. Lo mismo ocurre con el acero, petróleo, agroindustrias para procesar aceite, maíz, arroz, azúcar, pollos, procesadoras de pescado, bancos, medios de comunicación, hatos, fincas, haciendas, líneas aéreas, hoteles, barcos, redes de distribución y comercialización de alimentos, electrodomésticos, telecomunicaciones.

¿Y cuál es la situación? Esta que les cuento. No le despachan materia prima a la empacadora de granos El Verdugo, que se encuentra en la zona industrial de El Tambor, por lo que, al igual que miles de empresas, está al borde de quebrar o cerrar sus puertas. Rialca, planta que produce rines de aluminio, está en la orilla del abismo, y hoy por hoy, trabajando solo a 5% de su capacidad. La producción del lavaplatos Axion en pasta, en la planta de Colgate Palmolive ubicada en el parque industrial al sur de Valencia, se articulará al inventario de empresas que se han visto forzadas a interrumpir sus operaciones. Taxistas, agricultores, transportistas no consiguen ni cauchos ni baterías.

Y pudiéramos examinar una por una las empresas expropiadas y veremos que todas tienen gravísimas pifias en el mantenimiento de su infraestructura, y lo que producen es una gran tristeza, confirmando cómo han degradado su capacidad para producir. Por eso cuando en vez de “sacarle cría al oso Polar” y regar por toda Venezuela empresas efectivas, productivas, que ofrezcan, además de bienes, empleos de calidad, este gobierno sale a “cazar” a los empresarios, comerciantes y agricultores en vez de protegerlos. Lo saben en todas partes. Como al que tiene una finquita le quitan un cochinito y al que posee un abasto lo “vacunan” semanalmente.

Por otra parte, esperamos que ciudadanos y la Fuerza Armada no permitan que “como sea” se desconozca la soberanía popular. Recordemos su actuación el 2 de diciembre de 2007 después de contarse los votos del referéndum constitucional.

Con información de El Nacional