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ENTRE “AGRESIÓN” Y “REPRESIÓN” EL BASTIÓN DE LA PROTESTA ESTUDIANTIL EN CARACAS ES TOMADO POR LA GNB

“¡Basta de agresión!”, declaró el general Vladimir Padrino, jefe del Comando Estratégico Operacional (CEO) de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), en referencia a la muerte del capitán de la GNB, José Guillén en Maracay, ocurrida en la madrugada del 17 de marzo.

GNB bombardea en tres oportunidades. ¡Basta de represión!”, expresó el líder estudiantil Juan Requesens en Twitter, en referencia a la actuación del organismo militar en las protestas del 28 de febrero, cuando los estudiantes intentaron desbordarse desde Altamira hasta la autopista Francisco Fajardo en Caracas.

Ninguna de las dos declaraciones ha perdido ni perderá vigencia en la etapa actual de conflicto político que azota a Venezuela. Ambas frases retumban en la avenida Ávila de Altamira, a una cuadra de la Plaza Francia, mientras del asfalto irradia un tóxico vaho a gases lacrimógenos, reminiscencia de un mes y una semana de bombardeo ininterrumpido para disolver las protestas estudiantiles que se han generado en esta zona, considerada como el bastión de la protesta opositora en Caracas.

Dos camiones de la GNB están estacionados en el lado sur de la plaza, en la parada de bus, en ambos hay personas detenidas esta misma mañana por ser presuntamente huelguistas radicales. Es la una de la tarde.

La plaza Altamira esta abarrotada de gente y, a diferencia de días anteriores, no hay expresiones de protesta en contra del gobierno. Hay efectivos militares, grupos de tres o cuatro, cada cinco metros. Hay cuadrillas de trabajadores de limpieza de la Alcaldía de Caracas, identificados con camisas rojas del Psuv o de la alcaldía, con mangueras y escobas limpiando la plaza.

Frente a los dos camiones, al lado de las escaleras que descienden a la estación de metro, se exponen artefactos que fueron requisados hoy: miguelitos, cocteles molotov, alambres de púas, escudos de láminas de zinc, ropa, botellas, piedras y carteles de resistencia. Cuatro guardias resguardan las evidencias y, frente a ellos, se desenvuelven debates y entrevistas a vecinos, chavistas, uno que otro opositor y funcionarios gubernamentales.

Todo responde al Plan Altamira 2014, efectuado por la FANB, como explica Oleg Oropeza, asesor y vocero oficial del Comandante General de la GNB Justo Noguera Pietri:

“Esto es la materialización y objetivación de la política gubernamental en paz y con la unión cívico militar de resguardar y liberar a las comunidades que han estado secuestradas y vandalizadas por las llamadas guarimbas y por un sector que nosotros sabemos que es una minoría dentro de la oposición, pero que están radicalizados y utilizan la violencia como mecanismo político que termina afectando a toda la comunidad.

¿Cómo ha sido la actuación de la Alcaldía de Chacao con respecto a estos hechos?

“Para llegar acá hubo un proceso de articulación política, donde a las 7:00 a.m. se le hizo entrega formal al Alcalde Ramón Muchacho de todo los espacios que fueron vandalizados. Se le hizo entrega de los espacios recuperados y en paz, libre de escombros y obstáculos para que él como alcalde cumpla sus funciones y sus responsabilidades y lo mantenga así”.

¿Qué llamado le hace las FANB a los manifestantes opositores?

“Manifiesten pero en paz como dice la Constitución, en paz, sin violencia y sin armas. En ningún momento ese derecho a la protesta ha sido conculcado pero no se puede permitir y es un deber del Gobierno Nacional el mantenimiento de la paz. Sabemos que no son todos los manifestantes que esta radicalizados, que creen que con la violencia van a generar un cambio de gobierno. Esos son una minoría dentro de la oposición, pero han generado un mecanismo de chantaje para sus mismo líderes, entones no le permite a su liderazgo desarrollar y emplear los mecanismos políticos para resolver una situación a través del diálogo y de los acuerdos políticos.

Este sitio que fue tomado y convertido en símbolo de la violencia y del vandalismo. Ahora ha sido liberado por una política de paz del gobierno de Nicolás Maduro”. Finaliza Oropeza.

Rafael Arreaza, vecino de la zona y trabajador del C.C. Centro Plaza, expresó:

“Se ha vendido todo esto como una gran operación de liberación que es no es tal, porque esto no ha estado en situación de pérdida de libertad, acá si se dio voz a una situación extrema de protesta, sí hubo algunos irregulares, estúpidos, que empezaron a hacer desastre y a des legitimar un movimiento que está más que justificado porque razones para quejarse y manifestar sobran. Pero militarizar la zona y venderlo como una liberación es un engaño vil. Estoy de acuerdo con que se proteste de manera organizada, multitudinaria, no con grupitos que agarran y tiran piedras y queman cosas creyendo que eso va a cambiar el mundo”.

Entre efectivos de la GNB, trabajadores de limpieza, ciudadanos que apoyan al gobierno y ciudadanos que protestan emana un olor menos tóxico que el de los gases lacrimógenos y es sustituido por uno más sugerente y suspensivo: el de la incertidumbre de lo que en las próximas horas sucederá.