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¡Camaradas, hasta aquí nos trajo el río!! por Luis Germán Cabrera Brazón

(Redacción A Todo Momento)

El venezolano tiene ese no sé qué de guasa que hasta un palurdo se desgañita en briosa risa para compartir estas tremenduras referidas a los momentos trágicos o felices que es común en las relaciones diarias. Un tropezón en la vía o en la vida motiva una conversa para el goce entre dientes del suceso. Y si el paciente es rojo rojito de esos que andan por ahí buscando donde arrimarse cachiocornetos sumarios del socialismo del siglo XXI, vaya el vainón que se echaron encima cargando un muerto que a cualquiera espanta en noches tenebrosas. El otro día los Ubacha en un pase de humo vieron el espectro de un gorilón-culón que se debatía entre lágrimas de cocodrilo porque sentía perdida la partida que casó con trampas. Ahora que el panorama político luce despejado para que el pueblo unido se pronuncie, a los del régimen se les olvidó que mientras más amenazas y violencia exista, más se arrecha el pueblo engañado una y mil veces por esa delincuencia política gozona de lo ajeno.

Brabucón el hombre cuando se hace acompañar de babiecos dándose golpes de pecho para proferir alegorías al que se fue para que resucite y venga a poner orden en la pea; el espíritu burlón movió el cerrojo y los rojos rojitos sintieron retortijón de barriga que resultó una evacuación amarillenta que aún sienten los nauseabundos olores los marchantes marxistoides. Este gobierno calló la tragedia nacional y a su dirigencia no le queda de otra sino volver la mirada ante el país que les quedó grande y los despide sin abrazar odio y rencor por las tantas vilezas cometidas. Votos y no balas es lo que viene ahora como la mejor forma civilizada de enfrentar a ese grupo de venezolanos que quisieron voltear patas arriba al país de todos.

Ahora andan como aquellos padrinos que regalaban a los feligreses mediecitos de plata en la puerta de la Iglesia después del bautizo o comunión. Los Padrinos del Chicago de hoy cambiaron la diminuta moneda de gratos recuerdos, por “regalos” más sofisticados que les proporciona el gobierno para su campaña electoral, tales como: artefactos electrodomésticos, subsidios y becas, carros y celulares, apartamentos y bolsas de comida y una borrachera pueblerina cuando el candidato se confunde con la pobreza que dejó en el ambiente esta desgracia nacional. La expresión marcada queda en las inmensas colas que a diario hay que hacer para comprar alimentos, medicinas, cauchos, baterías, para retirar un cadáver, en el transporte público, en algunos entes del Estado para sacar cualquier documento personal. La última Cola como la Cena bíblica está convocada para este 6 de diciembre cuando el pueblo retomará la democracia para la libertad.

¡Camaradas, hasta aquí nos trajo el río! fue la expresión que le salió desde el alma a un cansado hombre de esos que utilizan las dictaduras para el zapeo en la cuadra. No era para menos, cuando se dio cuenta que los convocados por el partido eran mucho menos de los esperados que se dieron cuenta a tiempo de las tantas mentiras acuñadas, la suciedad con que se manejan las relaciones con la gente, los ilícitos electorales, la impunidad contra la corrupción, el crimen, el narcotráfico, el desorden judicial y parlamentario, violencia de género, delincuencia a granel, alta criminalidad y desempleo, baja o nula productividad en los sectores industriales y agropecuarios del país, delitos graves contra los derechos humanos en las cárceles y calles del país, el abandono de la salud pública y la educación de la más baja calidad; por muchas de estas y otras razones, el hombre gritó. ¡Camaradas, hasta aquí nos trajo el río!

Luis Germán Cabrera Brazón