La muerte de Surima Paredes, una reclusa de 47 años que falleció de un paro cardíaco en extrañas circunstancias, desató una grave situación en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), que culminó con el traslado de 150 mujeres a distintos penales del país, sin que sus seres queridos estén al tanto del destino de las mismas.
De manera extraoficial, se conoció que después de los incidentes suscitados, los traslados fueron aprobados por el Ministerio para el Servicio Penitenciario, luego de que durante dos días las internas fueran sometidas a maltratos fuertes, donde las han desnudado, golpeado y humillado, según denunciaron los allegados a las féminas.
Heridas y detenidas por protestar
Familiares de las internas acudieron desde tempranas horas a la sede del Inof para conocer el estado de salud de sus hijas, madres y hermanas, obteniendo como respuesta de las autoridades que “todo está bien, váyanse a sus casas porque aquí todo está normal“.
Ante la ausencia de información, los mismos decidieron protestar en la avenida Víctor Baptista a la altura del Mercado El Paso, con pancartas y gritos exigiendo el cese de prácticas inhumanas contra las privadas de libertad, entre ellas el tacto vaginal que se les ha practicado durante dos semanas, después de que se perdiera una tableta electrónica perteneciente a una jueza que visitó el penal.
La protesta fue reprimida por funcionarios policiales, quienes se encontraban en una patrulla cercana a la zona y a la fuerza intentaron impedir el cierre de las calles.
“Queremos justicia, solo exigimos saber que está pasando con nuestros seres queridos” denunció María Parra, quien resultó gravemente lesionada, requiriendo ayuda de los Bomberos de Miranda y la Policía de Miranda. Irina Piedra también terminó con lesiones por protestar, mientras que Amarilys Moreno fue trasladada a la sub delegación de Los Teques del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), con una seria herida en el rostro.
Maltratos sorpresivos
Durante las últimas 72 horas, las internas han sufrido una serie de maltratos y vejaciones, que según las denuncias recibidas, fueron comandados por un funcionario del despacho penitenciario, identificado como Miguel Díaz, quien habría encabezado las humillaciones dirigidas a las reas.
“Toda la noche las dejaron desnudas, las llevaron al patio y las comenzaron a golpear, especialmente si no se dejaban hacer el tacto vaginal, que además se los hacían sin ningún tipo de control, utilizando un solo guante para todas. Las internas se amotinaron exigiendo la presencia de los medios de comunicación y representantes de los derechos humanos, lo que promovió que les quitaran la poca comida que almacenaban.
Fuentes allegadas aseguran que el fallecimiento de la reclusa se produjo debido a las condiciones insalubres del retén, pues la misma habría contraído una bacteria pulmonar que le causó la muerte. Durante dos días permaneció grave sin recibir asistencia médica. La situación se repite con muchas de las más de 900 privadas de libertad que se encuentran en condiciones de hacinamiento, y se han enfermado por la cantidad de aguas negras, ratas y gusanos con los que conviven.