Durante este 2014 se cumplen los 150 años del natalicio del Dr. José Gregorio Hernández, por tal razón, la Conferencia Episcopal constituyó una Comisión Nacional para la celebración del sesquicentenario del natalicio de Hernández, con el fin de lograr el impulsamiento de su beatificación.
La comisión, presidida por el Cardenal Jorge Urosa Savino, fue compuesta por personalidades comprometidas con la causa de beatificación del ilustre médico venezolano, como representación de una muestra del pueblo que se encuentra unido a José Gregorio Hernández con afecto y admiración.
La comisión se enfocará en la obtención de más testimonios sobre los favores y presuntos milagros del doctor, para así presentar ante la santa sede, el milagro faltante para que el papa autorice su beatificación.
En reiteradas ocasiones, el papa Francisco ha manifestado su interés por la beatificación de José Gregorio Hernández: “es un ejemplo notable de ciudadano cristiano. Pero este esfuerzo nos ayudará a ser mejores: cada uno, cada familia, cada gremio, etc. Siempre con responsabilidad ante Dios y los demás. Así, sin duda, aumentará el clamor con obras a Dios nuestro Señor para que conceda a Venezuela la gracia de la beatificación de José Gregorio Hernández”, comentó el Sumo Pontífice.
José Gregorio Hernández, el siervo de Dios, (octubre 26, 1864 – junio 29, 1919), fue un destacado médico y científico trujillano comprometido y solidario con sus pacientes, con un gran sentido de responsabilidad por la vida, tanto que, a pesar de aún no haber sido canonizado por la iglesia católica, muchos latinoamericanos lo consideran un verdadero santo.
El insigne murió en Caracas al ser golpearse la cabeza con el borde de una acera como consecuencias de un atropello con un automóvil en la esquina de Amadores en la parroquia La Pastora. Sus restos pasaron a reposar en la Iglesia Parroquial de La Candelaria, ubicada en el centro de Caracas, luego de estar sepultado durante un largo tiempo en el Cementerio General del Sur.
En la actualidad, el Dr. José Gregorio Hernández está en proceso de beatificación y canonización. En 1986, el papa Juan Pablo II lo declaró “venerable”.