(A Todo Momento) — El sedentarismo causa la muerte de más de cinco millones de personas en todo el mundo cada año. A muchas personas les gusta realizar actividades físicas como caminar, subir la montaña, andar en bicicleta, entre otros; sin embargo, por cuestiones de trabajo o porque su condición así lo requiere, muchos otros se ven en la necesidad de permanecer sentados por muchas horas lo cual provoca daños al corazón. ABC
Y no solo porque la falta de inactividad haga que ganemos peso y nos volvamos obesos, aumentando así el riesgo de que desarrollemos una enfermedad potencialmente mortal, caso de las cardiovasculares o el cáncer.
Es que la ‘falta de uso’ provoca que los músculos se atrofien y se destruyan. Y según parece, también los músculos del corazón. De hecho, un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad Texas Southwestern en Dallas (EE.UU.) muestra que cuanto mayor es el tiempo que se permanece sentado todos los días, mayor es la probabilidad de presentar signos de daño en los músculos cardiacos.
Como explica James de Lemos, director de esta investigación publicada en la revista “Circulation”, “el comportamiento sedentario se asocia con la obesidad, la resistencia a la insulina y la deposición de grasa en el corazón, lo que conlleva un daño sobre las células cardiacas. Sin embargo, la otra cara de la moneda es lo que no están haciendo estas personas mientras permanecen sentadas: no se están moviendo. Y si bien nuestro trabajo muestra un pequeño beneficio asociado al ejercicio en términos de mejorar los niveles de troponinas, esto se debe probablemente a lo poco que se mueve la población”.
Patología subclínica
En el estudio, los autores analizaron los historiales médicos de más de 1.700 mujeres y varones adultos no diagnosticados de enfermedad cardiovascular y sin síntomas de insuficiencia cardiaca –caso, por ejemplo, de dolor en el pecho o de falta de aliento– que tomaban parte en el Estudio del Corazón de Dallas, ensayo clínico sobre salud cardiovascular en el que los participantes habían sido sometidos a pruebas cardiacas y análisis de sangre y contestado a distintos cuestionarios sobre su práctica de ejercicio físico.
Concretamente, los autores se centraron en dos aspectos: el tiempo que, de media, permanecían sentados a diario los participantes y sus niveles de troponinas cardiacas –la troponina T y la troponina I–. Pero, exactamente, ¿qué son estas troponinas? Pues unas proteínas que, cual alarma, son producidas en altas cantidades por las células dañadas o moribundas del músculo cardiaco. Así, y en caso de infarto agudo de miocardio, el corazón vierte cantidades ingentes de estas troponinas al torrente circulatorio.
La reducción del comportamiento sedentario debe ser considerada como un componente importante de un estilo de vida saludable
Los resultados mostraron una relación directamente proporcional entre los niveles de troponinas cardiacas y el tiempo en el que se estaba sentado. De hecho, y mientras que aquellos que realizaban algún ejercicio –aun mínimo, como era caminar para ir y volver del trabajo– presentaban unos niveles normales de troponinas, los participantes que permanecían sentados 10 o más horas tenían unos niveles de estas proteínas mayores a los considerados normales.
Como indican los autores, “en el caso de las personas más sedentarias, los niveles de troponinas eran notablemente más bajos de los que tienen lugar en un infarto agudo de miocardio, pero resultaban suficientemente elevados para constituir un ‘daño cardiaco subclínico’”.
Hacia la insuficiencia cardiaca
En definitiva, y en caso de ver pasar la vida desde una silla o sofá, nuestros corazones sufren. Literalmente. Es cierto que la elevación de los niveles de troponinas observada en los participantes más sedentarios no es suficiente como para ser considerada patológica.
Pero también es verdad que, como avisan los cardiólogos, de mantenerse elevadas de forma crónica, estas troponinas están alertando de que algo va mal en el músculo cardiaco. O lo que es lo mismo, de un daño que en caso de no ser tratado puede desembocar en una insuficiencia cardiaca.
Como concluye James de Lemos, “debemos considerar la reducción del comportamiento sedentario como un componente importante de un estilo de vida saludable. La población debe procurar permanecer menos tiempo sentada y realizar más ejercicio, como sería tomar las escaleras o estar de pie durante las reuniones”.