(A Todo Momento) — Este miércoles 13 de diciembre se celebra el día de Santa Lucía, en conmemoración de la muerte de la mártir durante la persecución de Diocleciano.
Nacida en Siracusa, ciudad de la provincia romana de Sicilia, de acuerdo con la tradición Lucía era de padres nobles y ricos, hija de Eutiquia; del padre se dice que murió cuando Lucía era joven. Probablemente se llamaba Lucio, dada la costumbre romana de poner a las hijas el nombre del padre. Según algunos, está inspirado en el texto paulino, “Los hijos de la luz”.
Lucía ciertamente significa “Luz para el mundo”. Fue educada en la fe cristiana. Consagró su vida a Dios e hizo un voto de virginidad. Su madre, que estaba enferma, la comprometió a casarse con un joven pagano y ella, para que se librase de ese compromiso, la persuadió para que fuese a rezar a la tumba de Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad.
Como su madre sanó, Lucía le pidió que la liberara del compromiso, le dejara consagrar su vida a Dios y donara su fortuna a los más pobres. Su madre accedió. Pero su pretendiente la acusó ante el procónsul Pascasio debido a que era cristiana, en tiempos del emperador Diocleciano.
Su madre, quien, estaba enferma, hizo que se comprometiera con un joven pagano, tras esto, Lucía buscó liberarse de ese compromiso llevando a su mamá a rezar en la tumba de Águeda de Catania a fin de curar las hemorragias que sufría. Cuando su madre sanó, Lucía insistió en que dejara a un lado el compromiso que sostenía con aquel joven para así dedicar su vida al servicio de Dios y donar toda su riqueza a las personas de escasos recursos, su mamá sin pensarlo mucho aceptó.
Su pretendiente indignado, la acusó ante el precónsul Pascasio por ser cristiana. Luego de pasar por algunos castigos y de los cuales salió ilesa finalmente el 13 de diciembre antes de ser asesinada confesó su amor por Dios diciendo estas palabras “la persecución por los cristianos está llegando a su fin, la paz para la iglesia será inminente al igual que la caída del emperador”.