(A Todo Momento) — El Halloween es una popular celebración, sobre todo en Estados Unidos, en el que cada 31 de octubre, miles de jóvenes y niños se disfrazan de personajes tenebrosos pidiendo “dulce o truco”a través de los vecindarios, sumado a las diversas actividades que se realizan este día.
La tradición de origen Celta, se desarollaba por los druidas de Britania, en esta pedían al Dios de la muerte y se realizaban sacrificios humanos en rituales organizados por los locales.
Lea también: Ramón Valdés: el triste final del intérprete de “Don Ramón”
En Venezuela, a pesar de no ser una tradición local, en muchos lugares se realizan celebraciones características del Halloween más actual, sin rituales, ni sacrificios.
Por Manuel P. Villatoro / ABC
Los orígenes de la fiesta se han difuminado en el tiempo provocando que las interpretaciones sobre qué diablos se hacía en aquella celebración sean muchas. De hecho, se desconoce el momento exacto en el que se empezó a suceder.
Tan solo se sabe que tenía como protagonistas a los hechiceros britanos y que ya se practicaba antes de la conquista romana de las islas. Una campaña militar que comenzó con Julio César en el año 55 a.C. y que se empezó a materializar definitivamente en el 43 con Claudio. Independientemente de la fecha concreta, todas las fuentes coinciden en que el Samagín giraba alrededor de los druidas, los sacerdotes del pueblo celta. «El pueblo céltico vivió en el norte de Francia y las Islas Británicas. Practicaba las artes ocultas y adoraba a la naturaleza, a la que atribuía cualidades animísticas o sobrenaturales», explican los autores John Ankerberg y John Weldon en su libro «Facts on Halloween».
Por su parte, el arqueólogo e historiador decimonónico Henri Hubert explica en su obra «Los celtas y la civilización céltica» que este pueblo se mantenía unido gracias -entre otras tantas cosas- a los druidas, a los que se daba gran importancia como encargados de contentar a los dioses.
«Eran una clase de sacerdotes expresamente encargados de la conservación de las tradiciones», determina el experto.
Samagín y Belenus
Como pueblo que basaba una buena parte de su existencia en la naturaleza, los celtas daban una importancia suma a los ciclos estacionales. Para ellos, el año se dividía en dos grandes épocas: el invierno y el verano. La primera, asociada con la muerte; la segunda con la vida. Y, para conmemorar el paso de una a otra, celebraban dos fiestas en honor a los respectivos dioses a los que asociaban cada una de ellas. «Los celtas adoraban al dios sol (Belenus) especialmente en Beltane, el primero de mayo. Y adoraban a otro dios, Samagín, el dios de la muerte o de los muertos, el 31 de octubre», determinan los autores en su obra.
De la segunda fiesta que se llevaba a cabo en honor de esta deidad es de la que proviene el actual Halloween. Según afirman la mayoría de las fuentes, el festival de Samagín duraba tres días y tres noches y en él se conmemoraba el «inicio de la estación muerta del año, en la cual campos y seres vivos dormían a la espera de la próxima primavera» (tal y como explica la doctora en historia Margarita Barrera Cañellas en su tesis «Halloween, su proyección en la sociedad estadounidense»).
Podría parecer que esta fiesta era entendida una celebración de segunda categoría, pero nada más lejos de la realidad. Al fin y al cabo, los propios druidas consideraban a su civilización y al pueblo britano descendientes del dios de la muerte. Con todo, tan cierto como esto es que existen autores partidarios de que Samagín era únicamente el nombre que se le dio a la festividad, y no el de ninguna deidad. «De los 400 nombres de dioses celtas conocidos, el que más se menciona es el de Belenus. Samagín, que es nombre específico del señor de la muerte, es incierto. No obstante, es posible que fuera la principal deidad druídica», explican Ankerberg y Weldon.
Las creencias
Las creencias de los druidas afirmaban que, en la noche del 31 de octubre, Samagín convocaba a los muertos para que pasasen «al otro lado». Es decir, del mundo de los fallecidos, al de los vivos. Sin embargo, estos espíritus podían llegar al «más acá» de dos formas diferentes atendiendo a si habían sido «buenos» o «malos» durante los últimos meses.
Para leer la nota completa sigue este enlace