(A Todo Momento) — La situación de los infectados por VIH es algo que solo está visibilizado por la sociedad civil. El régimen chavista no ha publicado estadísticas que develen el estatus del virus, pese a que hay una incidencia preocupante en niños, niñas y adolescentes. Según el Servicio de Infectología del J. M. de Los Ríos, este año —hasta septiembre u octubre— se contabilizaron 16 nuevos casos.
Por Mabel Sarmiento | Crónica.Uno
El promedio estimado, por lo general, era de cuatro o cinco casos al año, de acuerdo con la doctora María Graciela López, profesora del postgrado de Infectología del J. M., y además presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología.
Además de los infectados por VIH, López también señaló una alta incidencia de gonorrea y sífilis.
“El repunte de sífilis y de gonorrea es muy alto. Al menos, la gonorrea, hace un año era la enfermedad de transmisión sexual más importante de Venezuela. Hoy no sé cómo está el ranking, pero es preocupante la tendencia en todas las edades, y más cuando hay una iniciación temprana y no existe una adecuada campaña educativa y preventiva, lo que hace que los riesgos sean mayores”.
Destacó que en las consultas están recibiendo un número importante de pacientes nuevos con gonorrea, quienes son hijos de madres menores de 16 años. También están llegando con sífilis y VIH. Es una data importante que esperan tener actualizada para enero de 2020.
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En este punto, explicó, tienen una desventaja: cuando llega la madre menor de edad con un bebé no pueden atenderlos a los dos.
La madre entra a consulta de adulto, pues se le clasifica como adolescente emancipado. “La vulnerabilidad en estos casos en mucho mayor. Estamos viendo igualmente que muchos de los contagios a los bebés son por transmisión vertical. Las adolescentes conocen de la infección es cuando son dadas de alta, y eso es porque no se hicieron el examen Elisa para detectar el virus”.
Cuando el médico Raúl Leonett, especialista en Salud Pública y jefe del Programa Nacional de Sida, presentó a finales de octubre los alcances del Plan Maestro, dijo que —con relación a la sífilis congénita (SC) una enfermedad transmitida al feto a través de la placenta— para el año 2018 hubo 80 casos y que este año la cifra ronda los 176.
También indicó que hay 309 gestantes con sífilis, de los cuales 205 están con tratamiento y de los 145 con VIH reciben sus medicinas 101.
En cuanto a los decesos por SC, mencionó en su informe que en 2018 ocurrieron 52 en menores de un año, siendo Aragua y Carabobo los estados que registraron el mayor número de fallecimientos.
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Mientras que durante 2019 llevan contabilizadas 6 muertes, igual en menores de 1 año.
Hasta ahora esas son las cifras oficiales que hablan de la enfermedad. Sin embargo, la doctora López tiene reservas en el manejo de los datos.
No le compete a la Sociedad Científica levantar estadísticas, su trabajo es de educación médica. No obstante, en vista del vacío epidemiológico, las ONG y los gremios llevan sus propios estudios. “Pero no tenemos acceso a toda la data en el ámbito nacional”, recalcó la médico pediatra.
Los más vulnerables desasistidos
Este 1° de diciembre, Día Mundial de la lucha contra el Sida, en Venezuela quedó en evidencia que la población infantil es la más vulnerable y desasistida, pues está fuera de los programas de atención del virus.
Tanto es así que los medicamentos que están llegando al país a través del Plan Maestro —una articulación entre la sociedad civil, la Organización Panamericana de la Salud y Onu-Sida— solo benefician a la población adulta y adolescente.
Los menores de 20 kilos con VIH no tienen ahora antirretrovirales producto de esa donación. Lo que están suministrando, en el caso de los pacientes del J. M. de Los Ríos, son las dosis que quedaban en inventario.
“Los donantes puntuales han traído tratamiento pediátrico, pero decir que ha llegado de manera orquestada y organizada de parte del Ministerio de Salud, eso no ha ocurrido”, dijo López.
No son más de 1000 niños. “Cuando vemos el número de adultos infectados por VIH, ciertamente, [la de los niños] es una cifra muy pequeña, quizá por esa razón quedan por fuera de los tratamientos. Cuando en realidad las mujeres embarazadas con VIH y los menores de edad deben ser un foco de atención prioritaria. Pero ocurre todo lo contrario, sin medicinas y sin fórmulas lácteas desde hace tres años”.
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Otro aspecto que subrayó la doctora es la imposibilidad para hacer un diagnóstico rápido y precoz. No hay pruebas diagnósticas y es muy difícil conocer el estatus infeccioso de embarazada.
“Y está ocurriendo que ellas se enteran es cuando el niño se enferma al año de vida. Entonces el niño, que no tienen una carga inmunológica madura, se descompensa por las diarreas frecuentes y las infecciones respiratorias recurrentes. Esas complicaciones, que se dan en 30 % de los niños con VIH, terminan por llevarlos a la muerte. Simplemente, la lucha entre el sistema inmunológico y el virus, termina ganándola el virus”.
A pesar de ello, la mortalidad, dijo, es más difícil de cuantificar, por las mismas razones de que no hay una data oficial certera y por lo difícil que es recabar la información de algunas regiones del interior del país.
Citó, por ejemplo, que el año pasado hubo una escasez agudizada de antirretrovirales. Fueron ocho meses continuos sin medicamentos. “Eso hace que las personas se alejen de las consultas. Van a los hospitales y no hay. Muchos pacientes se perdieron y no sabemos nada de ellos. Los llamamos a los celulares que dieron y que están activos y no contestan. Hay un grupo grande de personas infectadas por VIH que no están en control y eso es muy grave y va ligado a los casos de mortalidad.