(A Todo Momento) — El abogado anticorrupción, Alexéi Navalni, principal adversario político del presidente Vladímir Putin, salió hoy de los calabozos del Ministerio del Interior ruso en el bulevar Simferópolski tras pasar en ellos los últimos 30 días y sufrir una “dermatitis” que le llevó al hospital y que se sospecha que podría haber sido provocada por alguna sustancia tóxica administrada por los carceleros o por algún compañero de celda.
Por Rafael M. Mañueco | ABC de España
Navalni, de 43 años, se enfrenta ahora a una investigación por blanqueo de dinero que él considera amañada.
Esta última condena de 30 días de arresto administrativo fue debida a que el dirigente opositor llamó a sus partidarios a participar en las movilizaciones que vienen celebrándose en Moscú en las últimas semana en protesta por la exclusión de los candidatos opositores a las elecciones a la Duna (asamblea) de Moscú del próximo 8 de septiembre.
Algunas de estas manifestaciones, como la del 21 de julio, contaron con la participación de decenas de miles de personas. Todas ellas fueron disueltas con enorme dureza por parte de la Policía y se practicaron arrestos en masa. Miles y miles de personas pasaron por Comisaría y se han abierto varias causas penales por supuestas agresiones a las Fuerzas del Orden o, en el caso de las figuras más destacadas del movimiento, por convocar actos sin el permiso de las autoridades. Así ha sucedido con Iliá Yashin, uno de los candidatos rechazados, que continúa todavía entre rejas.
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Navalni ya cumplió una condena de 10 días de calabozo a comienzos de julio por acudir a las marchas organizadas en solidaridad con el periodista Iván Golunov, a quien se acusó de “tráfico de drogas” y luego se demostró que fue un montaje de la Policía para acabar con su trabajo de investigación de casos de corrupción en el Ayuntamiento de Moscú y en la cúpula policial.
El año pasado el abogado anticorrupción fue también condenado a varias penas de prisión menor, en su mayoría por convocar manifestaciones no autorizadas. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) le dio la razón a Navalni el año pasado al dictaminar que los arrestos que sufre forman parte de una “persecución política” del Kremlin. Pero tal fallo no ha hecho cambiar de táctica a las autoridades rusas.
Y es que, desde su aparición en escena, ha desenmascarado corruptelas cometidas por numerosos altos cargos rusos como el primer ministro, Dmitri Medvédev, el presidente de la Duma (Cámara Baja) Viacheslav Volodin, el fiscal general, Yuri Chaika o el jefe de la Guardia Nacional, el general Vladímir Zólotov.
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Todas esas revelaciones han sido fruto de las investigaciones realizadas por la llamada Fundación de Lucha contra la Corrupción (FBK en sus siglas en ruso), organización fundada por Navalni y contra la que el Comité de Instrucción de Rusia prepara diligencias por el presunto blanqueo de mil millones de rublos (unos 13,6 millones de euros) recibidos “ilegalmente” en divisa extranjera. La Policía ya ha efectuado un registro de las instalaciones del FBK.