La pandemia de coronavirus expulsó a profesores y alumnos de las aulas, dejando a algunos de los estudiantes más vulnerables sin acceso a la educación. Pero algunos profesores encontraron formas creativas de conectar con los alumnos al ver los retos a los que se enfrentaban.
A Jemima Peláez se le iluminó la bombilla cuando vio a una niña llamada Dany en una esquina. Pensó en que la pandemia había dejado atrás a muchos de los estudiantes más pobres, los que más necesitaban acceder a la educación.
Peláez empezó a dar a Dany y a otros niños inmigrantes y sin techo clases al aire libre, justo en las esquinas donde pasaban el tiempo.
Me entristeció ver la gran necesidad que existe en México y los niños en situación de pobreza. Se ha normalizado que los niños pidan dinero en la calle o vendan cosas en los semáforos. Me iba a casa llorando. Cubrí dos semáforos, pero había muchos más.
Peláez pidió ayuda en las redes sociales y reunió a más voluntarios. Ahora, su iniciativa de aprendizaje en los semáforos cuenta con 23 aulas en las esquinas gestionadas por profesores voluntarios en su estado de Querétaro y 90 plazas de enseñanza a nivel nacional. Sus estrategias se han reproducido en Jalisco, Ciudad de México y Veracruz.
En cuanto a Dany, que sueña con ser profesora, ahora sabe leer y escribir.
Peláez también está trabajando en la creación de escuelas que faciliten el acceso a los estudiantes vulnerables, muchos de los cuales no tienen certificados de nacimiento y otros documentos normalmente requeridos para inscribirse en la escuela.
Otro profesor, Rodrigo Rubio, adoptó un enfoque diferente para llegar a sus alumnos, muchos de los cuales no se conectaban a sus clases online. Tras realizar una encuesta entre sus alumnos, descubrió que TikTok era la red social que más utilizaban, así que creó una cuenta y se familiarizó con la aplicación para compartir vídeos. Pronto empezó a bailar, a disfrazarse e incluso a montar en un dinosaurio en su afán por entretener a sus alumnos.
Antes, dice, les recordaba las clases, pero pocos se conectaban. Ahora, con un flujo constante de vídeos divertidos que les mantienen conectados a su profesor, quieren más. Están conectados. dijo Rubio.
Carlos Rodríguez, de Monterrey, Nuevo León, también había lamentado la pérdida de conexión con sus alumnos. Ahora se le conoce en las redes sociales con el apodo de El profesor guay, y ha decorado su aula al estilo del videojuego Mario Bros.
Ya es bastante complicado, dijo, mantener la atención de 40 niños en un aula, pero conectar con ellos a través del aprendizaje a distancia lo es más.
Pero al ser innovador con sus presentaciones en línea, como el uso del tema de Mario Bros, Rodríguez no sólo ha conectado con estos estudiantes sino que ha atraído a otros nuevos que no estaban en su clase.
Es gratificante ver ahora que, a pesar de no conocerlos personalmente, he creado este vínculo con los alumnos.
Este profesor de 33 años, consciente de que sus alumnos sólo tienen una infancia, dice que intenta que sea memorable y darlo todo.