Consternados por la lentitud de las vacunas Covid-19 en su país, los mexicanos de clase media viajan cada vez más a Estados Unidos, ya que las políticas de inoculación poco estrictas de algunos estados alimentan el turismo de vacunas.
Es una especie de conocimiento común que se puede vacunar en diferentes lugares, dijo Julia Reyes, una investigadora que viajó desde México a Dallas esta semana para recibir su primera inyección y pidió no usar su nombre real.
No piden nada porque la política es queremos que todo el mundo se vacune.
A través de grupos de WhatsApp o del boca a boca, los mexicanos con capacidad para viajar a golpe de talonario están intercambiando consejos y haciendo las maletas, aprovechando su proximidad a un país con un abundante suministro de vacunas y donde las dosis en algunos lugares -incluido el estado fronterizo de Texas- se están quedando sin utilizar.
Pruebe en Las Vegas, aconsejan algunos; algunos hoteles ofrecen una noche gratis a las personas que viajan para vacunarse. Si alguien le pregunta, diga que padece una enfermedad como la diabetes o la hipertensión, como recomiendan otros. Si las vacunas se han agotado a las 5 de la tarde, vuelve al día siguiente a las 7 de la mañana; puedes mostrar tu licencia de conducir mexicana, aconsejan otros.
Tuve que convertirme en detective de vacunas, dijo una profesora universitaria, que pidió no ser identificada. Dispuesta a no saltarse la cola, sólo viajó a EE.UU. una vez que las vacunas para su grupo de edad habían sido autorizadas, información que descubrió consultando diariamente las páginas web.
Mi decisión se basa en una evaluación muy lúcida del proceso de vacunación en México -para la gente de mi edad, podría llevar meses-, ni siquiera están vacunando a todo el personal sanitario, dijo.
México ha intensificado la distribución de vacunas, alcanzando un récord de casi 554.000 dosis en un solo día esta semana, pero Marcelo Ebrard, ministro de Asuntos Exteriores, reconoció que la dependencia de las vacunas fabricadas en el extranjero había causado retrasos y dificultades.
Desde que se convirtió en el primer país latinoamericano en empezar a vacunar, en la víspera de la Navidad del año pasado, México ha administrado más de 13 millones de dosis, principalmente a los trabajadores sanitarios de primera línea, a los mayores de 60 años y a algunos profesores. El gobierno insiste en que todos los mayores de 60 años habrán recibido al menos una dosis a finales de este mes, y que las vacunas para los profesores y los mayores de 50 años comenzarán pronto.
En cambio, Estados Unidos, que ha administrado más de 200 millones de vacunas, está abriendo rápidamente la posibilidad de vacunarse. Todos los estados están vacunando a cualquier persona de 16 años o más o han prometido hacerlo pronto. Sólo Texas ha administrado más de 15 millones de vacunas.
En algunos lugares la oferta está superando a la demanda, abriéndose brechas entre el número de vacunas entregadas y el número administrado, especialmente en el sur.
Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. muestran que varios estados, especialmente en el sureste del país, tienen más del 30% de sus vacunas sin utilizar. En Texas, algo menos de una cuarta parte de las vacunas distribuidas aún no se han utilizado.
Parte de la razón parece ser la reticencia a vacunarse, que es particularmente fuerte entre los republicanos rurales. Una encuesta realizada por el centro de estudios sanitarios Kaiser Family Foundation (KFF) ha revelado que este grupo es el más propenso a decir que definitivamente no se vacunará.
Texas es uno de los lugares donde los mexicanos que temen una larga espera en su país están aprovechando. No hay requisitos de residencia para la vacunación en el estado, junto con otros 20, según KFF.
El avión aquí estaba lleno, dijo Reyes, que vio a alguien que había visto a bordo en el Walmart donde se vacunó. El Club de Fútbol Monterrey, conocido como los Rayados, un equipo de fútbol con sede en el norte de México, habría viajado en masa a Dallas en los últimos días para vacunarse.
No paraban de darnos las gracias [al personal médico] por habernos vacunado, dijo la profesora, que se vacunó en un enorme centro de vacunación de otro estado de Estados Unidos, Utah.
Alicia, otra mexicana que también pidió no dar su nombre real, dijo que se inscribió en toneladas de cuentas antes de viajar a Texas. Tan pronto como la farmacia CVS anunció que las vacunas estaban abiertas, ella se lanzó.
Julien de Bellaigue, propietario de un restaurante francés en la Ciudad de México, también viajó a Texas esta semana para su primera oportunidad. En México, si tuviera que esperar mi turno -tengo 40 años- estaría esperando hasta la primavera de 2022. En Francia, podría ser elegible en otoño, pero aquí estoy. Veo a mucha gente todo el día por mi trabajo y todos los días me voy a dormir diciendo: Espero no haberme contagiado, dijo.
Uno de sus amigos incluso ha montado un negocio, cobrando 180 dólares por conseguir citas de vacunas para personas que viajan desde México.
El departamento de salud de Texas dijo que el programa de distribución del estado estaba destinado a las personas que viven, trabajan o pasan una cantidad significativa de tiempo en Texas.
Hasta la semana pasada, el 99,4% de las personas vacunadas en Texas eran del estado, según las autoridades, frente al 0,56% de fuera del estado y el 0,04% de otro país. Los datos muestran que no es un problema importante, dijo el departamento.
La necesidad de que los mexicanos vayan a Estados Unidos es del 100%, no es por gusto, dijo Alicia, quien tiene una condición de salud que la hace de alto riesgo para el Covid. Por ello, no podía tomar vacunas de vectores virales, y le preocupaba que el pinchazo de BioNTech/Pfizer no estuviera disponible.
Ahora está totalmente vacunada con las dos dosis de Pfizer. Pero tiene sus recelos: Algunas personas han dicho que estamos abusando del gobierno de EE.UU. y lo estamos haciendo, es cierto.
Pero Reyes dijo: Creo que es una política increíble: realmente se preocupan y quieren que todos los que pasan por su país sean vacunados, ya sean inmigrantes ilegales o turistas.
El gobierno de México tiene un imperativo político para acelerar su propio programa de vacunas: las elecciones intermedias son en junio, y el presidente López Obrador espera reforzar su control en el Congreso y aumentar el número de estados gobernados por su partido.
Según una encuesta reciente, el 67% de los mexicanos que ya se han vacunado, o que tienen un familiar que lo ha hecho, aprueban al presidente, ocho puntos más que entre los no vacunados.
En un país en el que se calcula que ocho de cada diez muertes por Covid se han producido entre personas con escasa o nula formación, el turismo vacunal no hace sino agravar la enorme brecha existente entre ricos y pobres.
Desgraciadamente, exacerba la desigualdad perpetuada por Covid, dijo Jason Marczak, director del Centro Adrienne Arsht para América Latina del Atlantic Council. Las élites pueden comprar un billete de avión y recibir la vacuna, pero la gente que la necesita aún más -porque no puede quedarse en casa y teletrabajar- no puede.
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