( A Todo Momento) — Tras haber transcurrido 25 meses del arresto de los sobrinos de la pareja presidencial, el juez del Distrito Sur de Nueva York, Paul Crotty, leyó la sentencia que estipula pena que deberán pagar Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, por conspirar para importar y distribuir 800 kilos de cocaína en los Estados Unidos a través de la organización criminal que lideraban. Reseñó Maibort Petit
Este jueves 14 de diciembre llegó a su fin la larga espera que conllevó el proceso judicial que contra Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, sobrinos de Cilia Flores y Nicolás Maduro, enfrentaron en la Corte del Distrito Sur de Nueva York por conspirar para importar, traficar y distribuir 800 kilogramos de cocaína a los Estados Unidos desde un país extranjero. El magistrado determinó que los hasta ahora convictos deberán cumplir una pena de 18 años (216 meses) y a su vez pagar 50 mil dólares de multa.
Los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela purgarán su condena en una cárcel de máxima seguridad en el estado de la Florida, para facilitar que la familia de los convictos puedan viajar a visitarlos. Tanto la defensa como el gobierno no mostraron satisfacción alguna por la decisión del juez. Los abogados de Campo Flores y Flores de Freitas pidieron al juez que los sentenciara como máximo a 10 años de cárcel mientras que la fiscalía decía que una condena ejemplarizante para los culpables de delitos de narcotráfico.
En la sesión de hoy estuvieron presentes la esposa de Campo Flores, Jessair Rodríguez quien lucía físicamente diferente, con una cabellera completamente rubia, aunque siempre vestida elegantemente y con carteras de marcas de diseñadores famosos. Asimismo, estuvo presente la madre del hijo de Flores de Freitas Jessika Contreras que también tenía corte de cabello diferente y lucía más modesta que Rodríguez.
En la petición de clemencia al juez, Campo Flores dijo que estaba arrepentido de haberle causado un daño a su familia con el caso que lo había puesto tras las rejas. Aprovechó para mostrar al juez que había aprovechado su tiempo aprendiendo hablar inglés y destacó que había estudiado las leyes norteamericanas tratando de entender la razón por la cual estaba viviendo esta experiencia.
Campos dijo en inglés: “I can talk in ingles now with my attorneys”(puedo hablar ahora en inglés con mis abogados. También dijo que amaba a su esposa y a sus hijos. Nunca mencionó a su tía primera dama, Celia Flores ni a su tío político, Nicolás Maduro.
Flores de Freitas por su lado dio un discurso en el que mencionó su trágica infancia, su dolor por haber dejado a su hijo de 9 años sólo. Destacó además que hacía trabajos de caridad en la cárcel, reparaba radios a sus compañeros de celda y que lo hacía “con mucho cariño”. Afirmó que ayudaba a otros prisioneros a superar la depresión que generaba estar privados de libertad.
Flores de Freitas tampoco mencionó a su tía Celia Flores. Sólo dijo que pedía perdón a su hijo de 9 años y a su abuela, y que trataba de de sacar una experiencia positiva de todo lo que estaba viviendo.
Este proceso contra los familiares de Nicolás Maduro y Cilia Flores se produjo después de que un Gran Jurado encontró méritos suficientes para acusarlos y proceder a ordenar su detención a objeto de someterlos a juicio en territorio estadounidense.
Sin embargo, no para pocos observadores del caso, esto apenas puede suponer el inicio de un largo proceso de impugnaciones y acciones judiciales tendentes a lograr un cambio decondena para los Flores.
Quienes se dieron a conocer mundialmente como los “narcosobrinos”, protagonizaron un hecho en el que no solamente ellos figuraron, sino que durante la investigación y el proceso judicial llegaron a verse salpicados otros personeros del ato gobierno venezolano, por lo que tal vez pueda preverse un largo camino por recorrer todavía.
Durante el juicio, se comprobó que los Flores dirigían una organización que mantenía nexos con la guerrilla terrorista colombiana de las FARC, organización que le suministraba los narcóticos que luego vendían a otras organizaciones para ser, finalmente, introducidos en los Estados Unidos.
Pero pese a las objeciones de la defensa, por ahora los sobrinos Flores deberán aceptar los términos de la condena, después de que un jurado determinó su culpabilidad con base a las pruebas y evidencias presentadas por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, las cuales a criterio del panel evaluador, fueron contundentes para poder emitir su veredicto más allá de toda duda razonable, como lo estipula la norma en los casos de tipo penal.
El gobierno de los Estados Unidos presentó diversos documentos, grabaciones de audio y video, chats y la propia confesión de los involucrados, como pruebas que sirvieron para establecer la culpabilidad de los Flores y, posteriormente, el juez determinara la pena al analizar los distintos agravantes y circunstancias que rigieron los hechos.
El juicio a los Flores fue la consecuencia de una investigación que se inició en agosto de 2015 cuando un testigo cooperante de la DEA se comunicó con el agente especial del organismo, Sandalio González, para informarle que había sido contactado por un alto oficial de la policía científica venezolana que quería que recibiera a sus sobrinos en Honduras, pues estos estaban interesados en entablar negocios de narcotráfico con él. No tenía idea Bladimir Flores, a la sazón Inspector General Nacional del CICPC y hermano de la primera dama, Cilia Flores, que estaba enviando a sus familiares directamente al matadero. Resultó ser que el narcotraficante hondureño, Carlos Leva, mantenía un acuerdo de cooperación con la DEA a objeto de obtener beneficios y rebajas en la pena que él mismo debía enfrentar por narcotráfico.
Desde entonces tuvo ligar una averiguación en la que participaron el citado testigo cooperante, tres fuentes confidenciales, agentes especiales de la Administración para el Control de Drogas del Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés respecto al nombre Drug Enforcement Administration) y el FBI.
La captura de los Flores se produjo en Haití, donde la DEA obtuvo la colaboración del Bureau de Lutte contre le Trafic des Stupéfiants (BLTS, por sus siglas en francés, a saber, Oficina de Lucha contra el Narcotráfico, en castellano). Posteriormente el gobierno haitiano procedió a la expulsión de su territorio de los Flores a quienes entregó a la DEA para su traslado a Nueva York donde deberían enfrentar los cargos de narcotráfico que se les imputaron.
En tierra neoyorquina fueron recluidos en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York (MCC por sus siglas en inglés), ubicado a escasos metros del edificio 500 Pearl Street en Manhattan, donde funciona la Corte del Distrito Sur de Nueva York en la que fueron procesados.
Desde entonces inició para ellos la experiencia más penosa de toda su vida. El tiempo de reclusión previo a la condena, debió haberles servido de antecedente de lo que será su futuro de ahora en adelante.
Los Flores durante estos 25 meses que han transcurrido desde su arresto, han mantenido un escaso contacto con sus familiares, limitándose prácticamente sus visitas a recibir a sus abogados y a la representación consular venezolana.
Apenas en mayo de este año 2017, Efraín Antonio Campo Flores recibió a su esposa y a sus dos menores hijos y Franqui Francisco Flores de Freitas puso ver a su exesposa y a algunos familiares.
Quienes sí han sido los grandes ausentes, son sus poderosos tíos. Únicamente Nicolás Maduro dijo al octavo día de juicio, que estaban en presencia de un montaje para atacar a su esposa y primera dama.
Los abogados defensores de los Flores intentaron todo tipo de acciones para liberar a sus clientes de ser encontrados culpables y, posteriormente, ser sentenciados. Parte de su estrategia fue presentarlos como las víctimas de una trampa urdida por el gobierno de los Estados Unidos en confabulación con un grupo de informantes de dudosa reputación, que solamente estaban interesados en obtener beneficios y una pena menor por las acusaciones de narcotráfico que enfrentaban. Pese a todos los argumentos de la defensa, la Fiscalía demostró la experiencia y liderazgo de los Flores en las actividades del narcotráfico y otros hechos criminales.
Sin duda alguna, los Flores debieron enfrentar las consecuencias de sus actos, una de ellos, tal vez la más dura experiencias que seguramente han vivido, es el tener que escuchar el veredicto de culpabilidad del jurado, solamente acompañados de sus representantes legales.
La defensa enfiló todas sus baterías para enfrentar las acusaciones del gobierno y para rebatir los argumentos que se dejaron escuchar el 3 de octubre de 2017 cuando tuvo lugar una audiencia oral para determinar el nivel de gravedad de los hechos cometidos por los narcosobrinos, el cual se ubicó en el 43, un puntaje que los hacía acreedores a una pena de cadena perpetua.
El gobierno y los entes de justicia de Estados Unidos, tal es el caso de la Oficina de Libertad Condicional, se pronunciaron por la cadena perpetua o una pena no menor a los 30 años, mientras que la defensa de los Flores insistió en su absolución o en la repetición del juicio bajo el alegato de que había incurrido en errores procesales. Una y otra vez repitieron durante todo el proceso, que el de los Flores era un caso de drogas sin drogas y sin violencia.
Parte de la estrategia de los abogados fue presentar a sus clientes como unos “tontos” y “novatos” que se dejaron embaucar por unos astutos y corruptos informantes de la DEA que solamente requerían de “unos peces gordos” para obtener beneficios y la reducción de sus propias penas de narcotráfico.
No se equivocaron del todo, puesto que durante el juicio se demostró que CS-1 y CS-2, a saber José Santos Peña y su hijo, mantuvieron actividades de narcotráfico mientras colaboraban con la DEA. De inmediato, la fiscalía procedió a suspender los acuerdos, pero no las pruebas recolectadas por ellos logrando en esto el respaldo del juez Paul Crotty.
Durante el juicio quedó establecido que los Flores de novatos no tenían nada, toda vez que Campo Flores y Flores de Freitas, además de los hechos de narcotráfico, estuvieron ligados diversos hechos criminales, tales como asesinatos y descuartizamientos, sobornos a magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para liberar a otros narcotraficantes, lavado de dinero a través de la estatal petrolera PDVSA, entre otros hechos.
Por otra parte, todo indica que el caso de los narcosobrinos sólo constituye una parte de una gran maraña de actividades criminales en los que estarían incursas otras figuras prominentes de la administración venezolana.
Se conoció, por último, que la defensa de los Flores solicitará que los sobrinos de la pareja presidencial venezolana sean trasladados a una cárcel de la Florida para facilitar a sus familiares y allegados visitarlos mientras pagan su condena.