(A Todo Momento) — A Maduro le queda eso. El terror. Que tampoco es que sea un elemento nuevo en el esquema que lo sostiene en el poder. Por ello este miércoles anuncia que será implacable contra la oposición si intentan derrocarlo. “Seríamos implacables”. La verdad es que Maduro parece un hombre acorralado. Porque hasta en su propia casa se conspira con él.
Nicolás Maduro debe ser uno de los mandatarios más custodiados del mundo. Tiene dos organismos de inteligencia formales, el Sebin y el DGCIM. Tiene uno nuevo -que no existe como estructura-, como secuela de los hechos del 30 de abril, el cual convoca cada día al Palacio de Miraflores con el fin de seguir de forma directa las incidencias de las últimas horas. En estas reuniones participan miembros de la inteligencia cubana, que también es otro aparato que lo protege. Si no bastara con ello, Maduro cuenta con apoyo de inteligencia rusa y también con respaldo chino; el aporte de los chinos sería más por la vía de equipos sofisticados. También cuenta con los activistas del PSUV que reciben entrenamiento militar y de cómo espiar a los vecinos. Son los llamados cooperantes. Informantes. En Venezuela se les llama sapos.
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El régimen de Maduro espía, graba, filma, sigue, a militares, empresarios, a boliburgueses, testaferros de figuras del régimen, a políticos opositores, a políticos chavistas, a políticos del chavismo disidente, a ministros, funcionarios, gobernadores, a gente común en barrios y urbanizaciones. El espionaje de Maduro, organizado por La Habana, llega a Colombia, España, República Dominicana y Estados Unidos, donde se registran los grupos más activos de la oposición. Maduro sigue la pauta del cerebro de la inteligencia cubana, Rodrigo Valdés, que la inteligencia no es un frente amplio, que en ella participan los militantes más convencidos del proceso político, porque ello garantiza que nada se mueva en Venezuela -como tampoco en Cuba- sin que los espías lo sepan.
Y, sin embargo, Maduro parece un hombre acorralado. Cuenta con toda esa estructura y no puede evitar que se conspire en casa. Conspiran en la Casa Militar. O sea, en la Guardia Presidencial. Conspiran en la casa del Poder Judicial. Conspiran en la casa de gobierno, el Palacio de Miraflores. Conspiran en los fuertes, en las sedes militares. Conspiran militares, conspiran políticos de la oposición, conspiran empresarios, pero conspiran también los magistrados de Maduro, los boliburgueses que hicieron dinero con Hugo Chávez y Maduro; conspiran los testaferros, conspiran ministros, conspiran ahora también los chavistas disidentes, conspiran desde los organismos de inteligencia, desde el Sebin y el DGCIM, y hasta conspira la familia.
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