(A Todo Momento – El Nacional) — Si algo no debe un jefe político, es dejarse atrapar por las circunstancias. Debe confiar siempre en los caminos que la historia le va marcando y que están cargados de experiencias. Su sabiduría consiste en saber desechar las trampas y aprovechar los errores de sus enemigos.
Hemos visto el domingo cómo la oposición no termina de entender las tácticas y las estrategias del oficialismo; en un escenario electoral que, con medianas variaciones, sigue caracterizado por el uso de los recursos del Estado en función de sus objetivos inmediatos.
No existe un solo episodio comicial en el cual no se llame a defender una revolución indefendible, que apele a la patria como si ya no estuviera desnutrida por ellos mismos, que no se ensalze a Hugo Chávez como protector de los pobres mientras los devaluados jefes oficialistas de hoy acumulan riquezas que contradicen no solo su supuesto amor a los pobres sino también el combate contra la corrupción, bandera del golpe militar del 4 de febrero.
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El domingo 15 de octubre; demostró que la oposición democrática vive de ilusiones y padece de ingenuidad. ¿A quién se le ocurre pensar que el oficialismo jugará limpio alguna vez en unos comicios? ¿Por qué la oposición es tan elemental que no solo acepta ir en condiciones inaceptables a un combate electoral tan importante sino que; para mayor alegría del gobierno, se permite alimentar un debate tan inoportuno, en el seno de sus propias filas para debilitar y dividir a los electores?
Desde luego, el oficialismo no desaprovechó la oportunidad para echar más leña al fuego. Esto no quiere decir que los abstencionistas son los culpables, pues tal conclusión es de una simpleza que abochorna. ¿Pero acaso el objetivo central y principalísimo de derrotar a Maduro; no debió predominar por encima de las diferencias entre las diversas corrientes que hacen vida en la MUD y su periferia? ¿Es que; en la oposición no hay políticos lo suficientemente sensatos como para discutir en casa sus diferencias particulares y posponerlas en función del objetivo principal, para luego llegar a un acuerdo lógico de consenso?
El oficialismo hizo lo contrario. Analizó sus posibilidades y observó que eran muy escasas para alcanzar su objetivo central, es decir; evitar el desplome de Maduro nacional e internacionalmente. Diseñó su estrategia en función de escenarios alternos que incluían ajustar sus ambiciones en aquellos lugares donde no solo no eran fuertes sino susceptibles de ser manipulados de múltiples maneras. Hicieron una buena labor porque trabajaron en conjunto hacia un objetivo común.
Por ejemplo, entendieron que la gente que vive en el municipio Libertador estaba impedida para votar; porque allí no hay gobernador, e iniciaron tiempo atrás el traslado de votantes hacia Miranda. Eso se llama estrategia. Aprovecharon para desprenderse de Falcón en Lara y de hundir las aspiraciones presidenciales del gobernador del Zulia. A Mata; en Margarita, era imposible salvarlo por sus farras y sus amoríos con jovencitas. El Tonton Macoute.