En la mañana del miércoles 3 de agosto me encontraba reflexionando sobre el tema de mi artículo cuando escuché una intervención de la ministra Gladys Requena, en la cual trató de justificar el inmenso fracaso del régimen chavista-madurista con la risible tesis de la Guerra Económica, la cual es dirigida, según ella, “por el imperialismo norteamericano y los apátridas de la oposición” a través de lo que se conoce como la Guerra No Convencional. No tengo duda de que tan falaces argumentos fueron diseñados por el muy ineficiente grupo de propaganda del gobierno nacional, en el cual debe de haber algunos cubanos enviados por los Castro para tratar de engañar a nuestro pueblo. Me impresionó, de manera particular, su total falta de imaginación. En el caso de la ministra Requena la vi totalmente fanatizada en sus creencias marxistas leninistas. Lo único cierto es que la tragedia venezolana se ha producido por la imposición de un régimen político que siempre ha conducido a los pueblos al hambre, a la pérdida de la libertad y a la tragedia de varias generaciones…
Nicolás Maduro debería conocer que la absurda manipulación del concepto de Guerra Económica lo único que ha logrado es incrementar la indetenible caída de su popularidad, la cual sólo alcanza una aceptación positiva del 13%, y la del propio Hugo Chávez que apenas lo supera con 23,2 %. De manera sorprendente, Nicolás Maduro, en lugar de pensar en alguna solución honorable para salir del gobierno, ha diseñado una peligrosa ofensiva política tratando de fortalecer al sector marxista-leninista del PSUV. Esas radicales acciones pueden terminar en una tragedia nacional. Veamos: la primera, impedir por cualquier medio que el Referendo Revocatorio se realice este año y en caso que la oposición decida hacerlo el año que viene, designar al general Padrino como vicepresidente para que la oposición se desmoralice ante esa opción y prefiera que él continúe en la presidencia para no tener que enfrentar políticamente a un general y a la Fuerza Armada Nacional. Esta acción terminará en un inmenso fracaso. El Referendo Revocatorio se realizará este año. Los inaceptables retrasos del CNE no lograrán su objetivo…
La segunda acción del presidente Maduro busca enfrentar a la Asamblea Nacional hasta doblegarla. Su última gracia fue quitarle el presupuesto de funcionamiento. La respuesta de Henry Ramos Allup fue firme y decidida: “El gobierno está aprovechando cualquier cosa que esté haciendo el Parlamento para desconocerlo. Haga lo que haga, esta Asamblea Nacional va a seguir funcionando, así nos corten el agua, la luz o no nos paguen el sueldo”… Aparte del abuso del Tribunal Supremo de Justicia al calificar de inconstitucionales la mayoría de las leyes aprobadas por el Parlamento, ahora tratan de ilegitimar la elección de los diputados del Estado Amazona para impedir que la oposición obtenga la mayoría calificada, olvidando que esos diputados se desincorporaron por su propia voluntad para evitar que la Asamblea perdiera su legitimidad ante una medida cautelar realizada por la candidata perdedora Nicia Marina Maldonado. Ahora, la situación es distinta. Han pasado más seis meses sin que el Tribunal Supremo de Justicia haya dictado sentencia y el CNE haya convocado a una nueva elección, con lo cual ha quedado en evidencia la verdadera intención del régimen madurista.
La tercera acción de Nicolás Maduro buscó, al designar al general Néstor Luis Reverol como ministro del Interior y Justicia, responderle a los Estados Unidos ante la decisión tomada por la Fiscal General Loretta Lynch, y ratificada por la Corte Federal del distrito Este de Nueva York, de ordenar su detención internacional por supuestas vinculaciones con el narcotráfico. No es fácil de explicar esta imprudente decisión de realizar tan cuestionado nombramiento. Pienso que realmente lo que busca es fortalecer la absurda tesis de la Guerra Económica para tratar de justificar el estruendoso fracaso del régimen chavista-madurista. Además, intenta satisfacer a un sector radical del PSUV liderado por el gobernador del estado Aragua, Tareck El Aissami. Esa irresponsable actitud puede traerle delicadas consecuencias a nuestro pueblo ya que jugar de esa manera en el campo internacional puede tener graves consecuencias. Piensen, mis amables lectores, en una sola medida. Imagínense, que en respuesta a esa provocación los Estados Unidos decidan no comprarle más petróleo a Venezuela. Nos moriríamos de hambre…
La cuarta acción se orienta a debilitar aún más la institucionalidad de la Fuerza Armada al designar a un número mayor de oficiales activos en la Administración Pública. Lo sorprendente es que el general Padrino y los actuales Altos Mandos lo acepten y evalúen positivamente conociendo el daño que se le hace a la Institución Armada. La tesis de la “unión cívico militar” ha sido manipulada desde los tiempos de Hugo Chávez, ya que ese principio fundamental de la defensa nacional debe interpretarse como la integración de los ciudadanos al esfuerzo bélico, en el área de competencia de cada uno, para la defensa de la nación, ante una amenaza externa. Las consecuencias están a la vista: la Institución Armada ha visto disminuir gravemente su prestigio y aceptación en el sentimiento popular. La quinta acción se orienta a radicalizar el régimen chavista-madurista imponiendo, de nuevo, el fracasado Plan de la Patria y dejando sin efecto el reciente proyecto económico que buscaba reimpulsar la producción nacional mediante la inversión extranjera y el reintegro de las empresas expropiadas a sus anteriores dueños. El símbolo de esa acción fue la destitución de Miguel Pérez Abad del ministerio de Industria y Comercio y la designación del ingeniero Carlos Faría, un reconocido marxista leninista… Presidente Maduro, los venezolanos repudian su gobierno. Renuncie…