(A Todo Momento) — John está como Nicolás: Donald no los aguanta más | Por Armando Martini Pietri @ArmandoMartini
El empresario presidente puede ser paciente, está formado en el manejo de capitales, inversiones, ganancias, errores y pérdidas; finalmente se indigestó con Bolton. Trump habla de guerra cuando hace estrategias de paz a diferencia de Maduro, que proclama paz mientras hace alardes de guerra.
La salida del Consejero de Seguridad Nacional, puede ser mala para el interino, buena para el coraje, embarazosa y complicada para el usurpador, desastrosa para comisionistas lobistas, costosa para bolichicos, financistas boliburgueses, y fatal para cohabitadores oposichoros que perciben su sueño desvanecerse. O una combinación, habrá decenas de causas, significados y consecuencias. No interesa mucho si fue por Afganistán, los talibanes, Corea del Norte o el Estrecho de Ormuz. Lo importante en este momento, es Venezuela.
Del angustioso pero esperanzador año 2019, quienes rodeaban y aun acompañan al diputado por Vargas, se oponían intransigentes, testarudos, aplicar el art. 233 de la Constitución, pero después de un inmenso esfuerzo, se juramentó Presidente interino; sin embargo, ya se vislumbraban las intenciones complacientes de la vergüenza conocida como G4 y la mutación guasona, fraudulenta MUD/Frente Amplio. Sin embargo, tal fue y aun es el deseo de más del casi 90% de los ciudadanos, de cambiar el régimen castrista comunista socialista, que sin darnos cuenta pasamos por alto la estafa que fraguan a escondidas en diálogos tramposos e inútiles.
La política es ocupación que requiere sabiduría, cordura, capacidad de juicio, visión, habilidad de conjunto, madurez, intuición, sentido de la oportunidad, manejo eficaz del tiempo, capacidad de comunicación, coraje para tomar decisiones. El consejero renunció a ellas y ese fue su peor error. Confió sin reserva en la chorocracía enquistada, caza rentas y titiriteros, no se percató de la sociedad cómplice del establishment para mantener el statu quo, le prometieron lo que nunca lograrían, engañándolo sin piedad.
Y por eso, cayó en la trampa defendiendo a capa y espada un supuesto quiebre para derrocar al castrismo, que nunca sucedió. Se obsesionó, subestimó y dejó de escuchar otras voces que lo alertaban, no advirtió la Venezuela real, sin compromisos, que no da concesiones a la delincuencia, no encuentra placer en la corrupción ni forma parte de organizaciones sin principios ni valores éticos que no respetan la palabra empeñada; se dejó convencer por la comodidad conviviente, que proponía modificaciones gatopardianas, cuando en realidad se requerían acciones contundentes, respuestas inmediatas, que permitieran un cambio profundo y de raíz.
Ilusorias promesas, subjetivos informes, estrategias deformes, sin fundamento, a beneficio de intereses personales y partidistas, comisionados e infiltrados del interinato lograron convencerlo en una operación de lobby nunca vista, desvergonzada en despliegue y vulgar en costo, para contener procedimientos estudiados con esmero, persuadiéndolo de cambiarlos por sanciones diplomáticas y económicas, para levantarlas eventualmente. Lo que justifica sus reiteradas declaraciones de apoyo en todo lo que tantas veces fue ofrecido por una minoría opositora embustera y enchufada.
John Bolton fue engatusado y a su vez, embaucó a Donald Trump en la aventura estulta del madrugonazo 30 de abril, el Presidente se desayunó pensando en una Venezuela sin Maduro, con Guaidó y López. Algún día se sabrá la realidad; pero almorzó pollo del Coronel Sanders con Leopoldo buscando asilo diplomático, militares alzados y expuestos en televisión corriendo de un lado a otro en busca de un alzamiento que nunca se produjo. Y por su parte, el encargado tragando grueso a ver cómo hacía para salvar lo que se pudiera. ¿Fue Bolton quien convenció a la Casa Blanca y a Maduro a través de Elliott Abrams de que el Ministro de la Defensa y el presidente del Tribunal Supremo de Justicia estaban en la jugada? No se sabe, pero de eso se habla.
¿Cómo afecta ese patadón a Venezuela? Habrá que esperar y observar cuidadosos quién será escogido como relevo, pero en este caso es más fácil, el desmoronamiento del régimen puede que lo esté impulsado Washington, pero los maduristas se las ingenian día tras día para desbarrancarse ellos mismos.
Los aliados no han entendido la gravedad del consorcio societario de cómplices, parásitos del tesoro público, garrapatas financieras, contratistas delincuenciales inmisericordes con la miseria, hampones, bandidos sedientos de riqueza fácil. No comprenden la naturaleza y dimensión de nuestra tragedia. De allí los desencuentros sobre cómo despachar esta vergüenza innoble. Ofrecieron cese de usurpación, gobierno de transición, elecciones libres, no obstante, titiriteros financistas mafiosos quieren alterarla, imponen un diálogo de cohabitación para participar en elecciones engañosas de repartidera. Desafortunado Bolton creyó y ahora otros deben enderezar el entuerto y pasar por encima de los farsantes, en acomodaticias posiciones ambivalentes, una para el gobierno y otra para la revolución.
Donald Trump enfrenta una campaña despiadada e inclemente, la realidad electoral, indica a los republicanos que en los estados de influencia latina dónde prometió con rugidos hace años que acabaría con el socialismo en Latinoamérica, están desilusionados y propensos al cambio de opinión. El ofrecimiento no ha sido honrado. Y el colmo de la sandez, políticos, individualidades e intelectuales que se dicen del sector opositor, deseando fervorosos que un demócrata ocupe la Casa Blanca. Sufren de ausencia de facultades psíquicas, son idiotas y trabajan para el chavismo.