(A Todo Momento) — Dólar lindo, ante ti me rindo… | Por Armando Martini
Es lo que tenemos que tararear y cantar estas navidades, en vez del tradicional aguinaldo, rescatado de la zona San Pedro de Los Altos, de autor desconocido, recopilado y armonizado magistralmente por el Maestro Vicente Emilio Sojo, que forma parte del repertorio de los más relevantes intérpretes, corales y grupos instrumentales de Venezuela, a juzgar por la marcha implacable e imparable de la inflación desbordada, sin control y a tambor batiente, tomando en cuenta, como detalle adicional, que a la nueva y pomposa moneda -soberana, de nadie sabe- más pronto que tarde habrá que eliminarle ceros nuevamente, o imprimir billetes de cientos y millones.
El deterioro de la economía va a profundizarse, el régimen no ha tomado las medidas necesarias para acabar con la hiperinflación y detener la caída del producto interno bruto (PIB). Improvisan, no saben qué hacer, no escuchan recomendaciones ni aprenden lecciones.
El Programa de Estabilización y Recuperación Económica, anunciado por el castrismo, son propuestas aisladas, inventadas, sin método ni programación, lejos de sacarnos del pozo en el cual nos encontramos, vamos a hundirnos más y más, nos dirigimos directo y sin freno al colapso. La realidad es que son una farsa -como todo lo que anuncia- esta combinación nefasta e ignominiosa de socialismo del siglo XXI y castro-madurismo.
No interesa menos importa cuánto valga un dólar, para cualquier venezolano común, de su casa es demasiado. Durante los últimos meses el dólar paralelo perdió impulso, pero de nuevo comienza a moverse al alza con velocidad. El precio actual de la moneda norte americana paralela no se compagina si tomamos en cuenta la inflación, aún está por debajo. Es habitual que, a los finales de año, se produzca una aceleración en la depreciación cambiaria.
Los productos aumentan de precio, y en la Venezuela revolucionaria del castro madurismo suben todos los días, cada 24 horas, 7 veces a la semana, 30 al mes, 365 al año. No hemos llegado, todavía, pero estamos en el camino a aquellas décadas atrás cuando entrabas a una hora en una tienda con una bolsa de billetes y cuando llegabas a la parte final del establecimiento ya no te alcanzaban. La capacidad de compra del salario se evapora a paso agigantado.
¿Cuántas personas pueden hacer mercado completo para sus familias, cuántas van a restaurantes comunes y corrientes pues los de lujo están cerrando y no quedan ni para atender a empleados públicos de nivel y enchufados con tarjetas de crédito gubernamentales y respaldadas por el tesoro público? ¿Cuántos pueden comprarse no digamos dos, siquiera una docena de huevos? Podríamos hacer preguntas por cada producto de la cesta básica alimenticia y cada una de las respuestas serán deprimentes.
La hambruna, escasez generalizada de alimentos esenciales que padece la población de forma intensa y prolongada, hace estragos en Venezuela que a muy pocos parece importar. Tétrico seria indagar sobre la alteración leve o grave del funcionamiento normal del organismo, algunas de sus partes debido a una causa interna o externa, enfermedad hereditaria, crónica, o tropical, que en esta revolución de pacotilla no hay tratamiento ni remedio para curarla. La falta de principios éticos, valores morales y buenas costumbres son dolencias que perturban, dañan a una persona en lo moral, espiritual, destruyen el alma y son difíciles de combatir o eliminar.
Lo que veremos en estas Navidades 2018 que se nos viene encima con gruñona hostilidad, es la misma historia, caras tristes, ciudadanía apagada, pobres, sin esperanza, desconfiada, angustiada y aturdida. Una autocracia lanzando a diestra y siniestra promesas, repartiendo limosnas, alardeando y amenazando. Sin contar con los exiliados y presos políticos.
Las proyecciones económicas para 2019 son preocupantes, el precio del dólar da miedo, causa pánico y terror, la situación no será nada fácil, por el contrario, será compleja y muy difícil.