(A Todo Momento) — En la industria petrolera venezolana (Pdvsa) hay una gran desmotivación por los bajos salarios y el desmantelamiento del contrato colectivo en los últimos años. Reseñó El Pitazo.
Ángel Martínez tiene 39 años y estuvo catorce de ellos trabajando como mecánico en Petróleos de Venezuela (Pdvsa). En noviembre decidió emigrar para mejorar la calidad de vida de su familia. Él vivía en una zona popular de Cabimas en el estado Zulia y se mudó a Chile; renunció a su trabajo en la petrolera para poder buscar una entrada económica que le permitiera mantenerlos.
El zuliano se convirtió en uno de los cientos de venezolanos que a diario cruzan la frontera hacia otros países para escapar de la crisis económica, política y social que atraviesa Venezuela, donde según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, Encovi, nueve de cada diez venezolanos carecen de ingresos suficientes para cubrir el gasto que implica alimentarse.
Es por ello que la migración es masiva, y la industria petrolera en la Costa Oriental del Lago en el Zulia no ha escapado del éxodo de su talento humano. Los trabajadores, después que solicitan sus vacaciones o algún permiso, deciden retirarse de sus puestos de trabajo y lo informan a sus superiores a través de un correo o con algún familiar.
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Martínez pidió sus vacaciones y, después de recibir el pago, vendió varios electrodomésticos y su vehículo con lo que reunió suficiente para comprar un pasaje por avión hasta Chile. Después de un mes fuera del país, cuando ya debía volver a trabajar, envió una misiva a su superior para informarle que no regresaría.
En un escueto correo electrónico informó de su baja a la empresa, donde además agradecía el apoyo de su jefe para formalizar su renuncia al cargo de mecánico en Petróleos de Venezuela. El padre de dos jóvenes, 14 y 18 años, explica que ganaba alrededor de 600.000 bolívares mensuales y pocas veces podía aportar para los gastos semanales de su casa.
Según las estadísticas que maneja la Policía de Investigación en Chile, durante el 2017 entraron 164.866 venezolanos a ese país; de estos, solo 72.607 lograron regularizar su estatus migratorio y obtuvieron su permiso de residencia.
El mecánico cuenta que la situación del país y el detrimento de los beneficios socioeconómicos que dejó de recibir en Pdvsa aceleró su decisión, que planificó antes de tomarla: tres meses antes de solicitar sus vacaciones, ya había comenzado con el papeleo que necesitaba para su viaje.
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En su caso, salió de vacaciones en noviembre del 2017 y allí emprendió una travesía que lo llevó hasta Chile. En la búsqueda de ofertas de vuelos más ajustados a su presupuesto pasó por varias terminales aéreas y después de salir de La Chinita en Maracaibo cubrió un largo itinerario de vuelo —pasó por Bogotá y Ecuador— antes de llegar a Chile, su nuevo hogar.
Una fuente vinculada a Petróleos de Venezuela y sindicatos petroleros en la Costa Oriental del Lago reveló a El Pitazo que 2.000 trabajadores se han retirado de sus puestos de trabajo en los últimos tres años.
“La mayoría de los trabajadores que han renunciado no avisan y hay muchas vacantes. Ahora, cuando les dan las vacaciones, tienen temor de que no regresen. Algunos no se han ido ni siquiera del país, pero renuncian porque necesitan un empleo que les genere mayores ingresos porque trabajar en Pdvsa dejó de ser lucrativo y provechoso”, explicó
El Pitazo trató de contactar a directivos de Petróleos de Venezuela en el occidente del país para buscar información sobre la situación que enfrentan ante la renuncia de sus trabajadores, pero no recibimos respuestas.
Segunda ola de migración petrolera
El economista Froilán Barrios, secretario ejecutivo de la Central de Trabajadores de Venezuela(CTV), considera que el sector petrolero está siendo nuevamente golpeado por la diáspora venezolana. Rememora que la primera crisis que atravesó la industria fue durante el paro que se inició en 2002 y se prolongó hasta 2003, cuando salieron más de 20.000 trabajadores por razones políticas.
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“Desde el 2015 la situación económica y social del país no motiva al personal de la industria petrolera. Un trabajador petrolero tienen un ingreso mensual base entre los 800.000 y 900.000 bolívares —de acuerdo al cargo, se le suman guardias, turnos dobles y otras jerarquías—, además de los 2.100.000 bolívares de la Tarjeta Electrónica de Alimentación, TEA. Con lo que ganan no cubren sus necesidades básicas, mientras que en países como Colombia un obrero gana un salario de 700 a 800 dólares al mes”, comentó el también economista.
“Es lamentable la situación de la industria ya que sus trabajadores no tienen ningún tipo de motivación para quedarse y por eso buscan emigrar hacia otros países donde han conseguido empleo”, expresó Barrios quien además destacó que alrededor de 70.000 trabajadores que integran la clase obrera son testigos de cómo su salario quincenal se pulveriza sin que puedan mantener a su familia.
Pugnas por su ideología política
Después de irse del país aún se identificaba como chavista, ideología política encabezada por el extinto presidente Hugo Chávez Frías; pero un mes después de su llegada a Chile entendió muchas cosas. Aunque al hablar del expresidente lo sigue llamando “comandante”, se reprochó lo que defendió por muchos años e incluso recordó cuando votó por él en 1998.
A Ángel su ideología le costó su relación con familiares y amigos cercanos, quienes emigraron en 2013 y 2015. Él les cuestionaba su salida del país y hoy se avergüenza porque vivió en sus carnes lo que todos vaticinaban: “Vendrían días peores”.
“Muchos de ellos me decían que tenía una venda socialista en los ojos porque era de los pocos que no huía de sus compromisos en Caracas”, confesó y es que durante más de una década como trabajador en nómina menor, viajó varias veces para concentraciones políticas en las calles de la capital venezolana.
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Los motivos para congregar a la masa trabajadora en la capital han sido cierres de campaña electoral, Día del Trabajador o para conmemorar determinadas fechas históricas. Martínez se trasladó en bus junto a una veintena de sus compañeros desde alguna sede zuliana más de 15 veces a lo largo de sus doce años como trabajador.
Las últimas veces dejó de ir porque los viáticos no cubrían sus expectativas y gastaba mucho más de lo presupuestado en el viaje por carretera, por lo que decidía evadir los viajes fuera de la región zuliana.
Luego de trabajar hasta enero como mesero, este venezolano pasó a atender público en un local del centro de Santiago. Espera conseguir un trabajo de mecánico pero al no tener un título universitario, es difícil. La mayoría de sus conocimientos son empíricos porque aprendió de su papá y también de su mamá, una profesora jubilada.
A su familia le envía dinero cada quince días, sigue trabajando duro para poderlos mantener; espera que cuando se pueda establecer y saldar sus deudas puedan emigrar. Martínez habla con orgullo y dice que admira a los que se quedan en el país y siguen luchando por él, pero también a los que se van para sacrificarse por el bien común y deben adaptarse a nuevos parámetros.
Su decisión sigue siendo firme y no tiene remordimientos por haber salido de la empresa petrolera que le ayudó a construir un hogar, pero espera que sus compañeros sean más astutos que él y olviden la política “que al fin y al cabo, no le pone un plato en la mesa a nadie”, concluyó.