(Redacción A Todo Momento) — Tener grandes responsabilidades económicas y pensar en una estabilidad familiar no suelen ser cosas que atañen a adolescentes que recién llegan a la mayoría de edad. Sin embargo, los jóvenes venezolanos que han decidido emigrar, traen consigo ese gran compromiso debido a que son el sustento de sus familias que residen en Venezuela.
En Perú, son más de 200 mil venezolanos los que han llegado en busca de oportunidades. Según la Superintendencia Nacional de Migraciones de ese país, sus edades oscilan entre los 25 y 45 años, pero también, hay un gran número de jóvenes entre 18 y 24 que años emigraron de Venezuela con un objetivo en mente: emprender y ayudar a quienes dejaron en su país natal.
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Leonel Pineda, de 20 años, es uno de ellos. Tiene 6 meses viviendo en Lima y desde hace 4 tiene su propio puesto de empanadas. Desde que llegó, comenzó a trabajar y con el poco dinero que pudo ahorrar, logró comprarse un carro de pollo broster para iniciar su propio negocio. “Trabajé fuerte para tenerlo. Con el poquito de dinero que tenía, logré reunir y me comprarmelo. El puesto ya tenía un año y era de otro venezolano que lo quería vender. Yo lo quería porque sabía que me iba dar dinero, y pensé fue en mi mamá, para que ella lo trabajara”, afirma.
Al momento de esta entrevista, estaba a la espera de recibirla. “Trabajé mucho para poder traerme a mi mamá. No sé cómo saqué los reales, ni cuánto trabajé, día y noche, pero gracias a Dios pude hacerlo y llega la semana que viene con mi hermanita. Se viene con una amiga, y la vamos a recibir también, y aunque tengo poquito en mi apartamento, todo es para ella”, afirmó Leonel, quien también labora en una discoteca.
Según contó con orgullo, diariamente vende entre 60 y 80 empanadas a 2 soles cada una, con salsa de ajo, ají rocoto y guasacaca, en su puesto en San Juan de Miraflores. A sus compatriotas que también deciden emigrar les dice: “Vengan a trabajar fuerte y hagan lo posible de sacar a su familia mientras el país se acomoda, y sepan que a pesar de la situación que estamos pasando en Venezuela, pero hay que tener fuerzas y esperanzas de que esto se va a arreglar.
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Aciertos y tropiezos
Adrianna Tosello, de 18 años, con estudios de Comunicación Social y graduada Subchef en pastelería no se la ha visto fácildes de su salida de Venezuela .
“Aunque me vine por avión, el vuelo tuvo retrasos y llegando me robaron el celular en Abancay (en el centro de Lima). Comencé a trabajar en un sitio donde me ofrecieron mil soles mensuales. Nunca me pagaron. Trabajé en otro lugar y la dueña me dijo estafadora y aseguró que la había robado, cuando no fue así”, lamenta.
Entre lágrimas, esta joven proveniente de Puerto Cabello, recuerda Venezuela y manifiesta extrañar la playa, su familia, sus amigos y “todo”. A pesar de eso, invita a los emigrantes a “echarle pichón” y llevar bien en alto a Venezuela. Actualmente, se encuentra en busca de empleo.
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Igualmente, la también merideña Estefanía Santiago, de 24 años de edad, cuenta cómo fue su travesía para llegar a Perú. “Me vine en bus pero tardé 7 días. No conseguía pasaje y cuando por fin lo hice, me tocó salir de madrugada. El autobús en el que me vine tuvo un accidente, atropelló a un motorizado y tuvimos que esperar muchas horas para poder hacer el trasbordo a otra unidad”, relata. A pesar de tener estudios completos en administración, al igual que Tosello, trabaja en un a ferretería. Tiene cinco meses en suelo limeño.
La gerente general de la Superintendencia Nacional de Migraciones, Roxana del Águila, declaró recientemente que 9 de cada 10 inmigrantes venezolanos vienen son profesionales titulados, altamente capacitados.
Quienes se encuentran fuera de Venezuela no solamente piensan en su propio crecimiento, sino en ayudar a sus seres queridos a sobrellevar la hiperinflación y crisis que se vive en el país. El envío de remesas se ha convertido en un flujo de divisas de suma importancia para la economía nacional.
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La merideña Gladys Salas, de 22 años y de profesión informática y con 9 meses en Perú, procura enviar dinero a sus parientes con lo que gana mensualmente trabajando en una ferretería. “Fuera de nuestro país hay posibilidades económicas y podemos ayudar a nuestros familiares allá”, asegura y agrega que lo más importante al emigrar es llevar siempre el nombre de Venezuela en alto.
Exilio obligado
Aunque son muchos los venezolanos que salen del país por decisión propia en vista de la crisis, otros lo hacen por obligación.
“Yo tuve que salir por mi propia libertad”
“En marzo me dijeron que me tenía que ir porque si no, me iban a meter preso, todo por alzar mi voz en contra del gobierno”, cuenta Pedro Gómez, músico y abogado de 22 años.
A pesar de eso, se mantiene firme en su convicción: “Hay que seguir luchando,desde Venezuela o desde afuera, pero hay que buscar la manera de seguir luchando por rescatar a nuestro país, es nuestra patria”.