(A Todo Momento) — El caso de Joshua Holt regresó a la palestra pública luego de una “toma pacífica” de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en El Helicoide, una retén de presos políticos.
Laurie Moon Holt estaba en su trabajo el martes por la mañana en Salt Lake City, cuando recibió una llamada telefónica llena de pánico desde un número desconocido.
Era su hijo Joshua Holt, que desde el 2016 está en una cárcel venezolana, que la llamaba con urgencia.
Estaba atrincherado dentro de su celda en la prisión, con la cama bloqueando la puerta, mientras un grupo de presos trataba de entrar.
“Apenas podía oírlo, pero él decía: ‘Mamá, están tratando de matarme. Mamá, están tratando de matarme’ “, recordó Laurie Holt. “Estaba diciendo, ‘Mamá, están intentando entrar en mi celda’”.
Por casi dos años, Holt ha estado preso en la descomunal prisión Helicoide de Venezuela, a la espera de un juicio que nunca se materializa.
Los funcionarios venezolanos han calificado al ex misionero mormón de 26 años como un peligroso “espía”, “mercenario” y “terrorista”. Sin embargo, para sus seguidores Holt es un inocente rehén político atrapado en una avanzada guerra diplomática entre Washington y Caracas.
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Esa guerra empeoró el martes, cuando el gobernante Nicolás Maduro, recién ganador de una reelección hasta el 2025, expulsó de Venezuela al diplomático estadounidense de más alto rango, Todd Robinson, que estaba trabajando para liberar a Holt. La expulsión de Robinson fue en represalia por las dolorosas sanciones financieras que le aplicó Estados Unidos a Venezuela y por negarse a reconocer los comicios “falsos” del pasado domingo.
La revuelta carcelaria, que involucró a presos políticos pocos días antes de los comicios, aumentó las tensiones en un país que ya está bajo presión internacional.
Daniel Ceballos, exalcalde de San Cristóbal detenido desde el 2014 y que permanece en el Helicoide en espera de un juicio, dijo que los condenados y los guardias de la prisión se confabularon para castigar a los activistas políticos de la oposición que están allí.
“Estamos decididos a resistir, incluso con nuestras vidas, para que podamos ser escuchados y para que la gente vea lo que sucede en las mazmorras de esta dictadura”, dijo Ceballos en un video que surgió durante los disturbios. “Estamos cansados de que maten y torturen”.
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El gobierno acusó a Ceballos y a otros de comenzar la rebelión como un truco para avergonzar a la administración en vísperas de las elecciones.
Pero lo que sí está claro es que Holt quedó atrapado en el medio.
Su madre dijo que el 15 de mayo comenzó con una nota de esperanza. Después de la intensa presión diplomática de los senadores y la embajada de Estados Unidos, a Laurie Holt le pareció que su hijo iba a tener por fin una audiencia en la corte.
Pero, como ha sucedido en innumerables ocasiones, el transporte de la prisión nunca lo recogió.
“No sé por qué me sorprendió que no lo recogieran”, dijo Laurie Holt en una entrevista telefónica. “Así es más o menos cómo son las cosas allí. Tienen una audiencia, pero luego no lo llevan a la audiencia”.
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