(A Todo Momento) — La firma Torino Capital afirma que Venezuela podría tener la mayor inflación del mundo en la última década. Este año alcanzaría el 10.554%. Reseñó El Pitazo
“Venezuela sufre la mayor contracción económica registrada en la historia de Latinoamérica y la inflación está a punto de convertirse en la mayor del mundo en la última década. Además, carece de acceso a los mercados internacionales y sus fuerzas políticas clave están atrapadas en un punto muerto que no parece que tendrá una solución a corto plazo. Si a estos factores se suman el peso generado por sanciones económicas de Estados Unidos y las perspectivas de caída de la producción petrolera, es difícil encontrar razones para ser optimista con respecto a la economía venezolana”.
Así opina el economista jefe del banco de inversión Torino Capital, Francisco Rodríguez, en la introducción del informe trimestral Red Book, titulado “Aterrizaje forzoso”.
“Modestamente optimista en el 2016”
Afirma Rodríguez que “hace un año había algunas razones para ser modestamente optimista: los precios del petróleo estaban subiendo y el país apuntaba hacia su primer aumento de exportaciones desde 2012. Sin embargo, para que hubiese recuperación, o al menos estabilización, muchas cosas tenían que haber ido bien y casi ninguna lo hizo”.
Destaca que hubo una serie de factores que incidieron en el desplome económico del país: “El deterioro de la crisis política (…). Las sanciones impuestas por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, terminaron de cerrar el acceso a los mercados financieros internacionales, imposibilitando al país renegociar su deuda externa. Paralelamente, los eventos electorales estuvieron asociados a incrementos en el gasto público, elevando el déficit fiscal”.
Precio de la Gasolina
Cuestiona el informe el hecho de que el Gobierno, además, se negó a ajustar algunos precios estratégicos, como el de la gasolina y el tipo de cambio oficial, que son determinantes clave de sus ingresos. “Esto llevó a un virtual colapso de la recaudación de impuestos y el resultado fue que, a pesar de la reducción considerable en el gasto real, el déficit continuó siendo más de 20 % del PIB, y el intento de monetizar ese déficit fue a su vez el causante principal de la aceleración de precios”, explica el banco.
Para empeorar las cosas, el año pasado se dio un colapso sin precedentes de la producción petrolera: “Si Venezuela hubiese podido exportar los 964 mil barriles diarios de producción que perdió en los últimos cinco años, sus exportaciones en 2017 hubiesen sido de USD 44,2 millardos en lugar de USD 27,8 millardos”, subraya Francisco Rodríguez.
La sustitución de altos cargos en Pdvsa por cuadros de menor experiencia en el área, en medio de una polémica investigación por corrupción, incide en la tendencia contractiva de la producción petrolera, que pudiera continuar en 2018.
“Con este telón de fondo es difícil tener expectativas positivas para la economía en 2018. Nosotros prevemos que este año que inicia la inflación se acelerará a 10.554 % con respecto a nuestro estimado de 1.001 % para 2017”, destaca el banco, indicando que para la construcción de este estimado se utiliza la nueva metodología adoptada por el Banco Central de Venezuela en 2014.
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Sin embargo, “Hay buenas razones para creer que la metodología usada hasta mediados de 2014 refleja de manera más exacta los patrones de consumo actuales. En esa serie, la inflación para finales de 2017 alcanza un valor de 2.506 %”, acota. El papel de trabajo del economista jefe de Torino Capital señala que para fines de 2018 habría una contracción moderada de 2,5 % en el Producto Interno Bruto.
“La posibilidad de un cambio político en 2019, que vendría asociado a una transformación del modelo económico, lleva al banco a mantener una visión más benigna de ese año.
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“Nosotros esperamos que en ese año se adopte un programa de estabilización económica, especialmente si está acompañada por un cambio de gobierno. Esta sería conducente a una recuperación rápida del crecimiento. Se haría más probable una mejora considerable de las restricciones en la balanza de pagos, lo que permitiría un alza en las importaciones. De esta forma, se podría generar un círculo virtuoso, especialmente si un mayor acceso al financiamiento de la industria petrolera lleva a una recuperación de la producción de crudo”, destaca el documento de Rodríguez.