(A Todo Momento) — La vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, reiteró este viernes los anuncios hechos por Nicolás Maduro con respecto al nuevo arranque de la criptomoneda Petro, impulsada por el régimen, la cual será de utilización obligatoria para cancelar los servicios públicos del país. Tras ocho meses de existencia, esta nueva moneda, sufre cambios estructurales y de funcionalidad. Voz de América.
Se estableció el 5 de noviembre como la fecha donde los venezolanos podrán ir con bolívares soberanos – además de otras divisas y criptomonedas – a cualquiera de seis casas de cambio, o exchanges, autorizadas para adquirir petros.
Este anuncio es una de las 15 medidas económicas anunciadas por el gobierno venezolano a mediados de agosto como parte de “plan de recuperación económica”: el anclaje de la moneda, el bolívar soberano (Bs.S), al petro y su utilización como unidad de cuenta, que serviría para fijar el “valor del trabajo y el precio de los bienes de consumo” y establecer una tasa de cambio fluctuante.
En agosto, el mandatario explicó que el petro tendría un valor en dólares de “60 o más”, dependiendo del precio del barril petrolero, por lo que cada petro tendrá un equivalente de “3.600 bolívares (soberanos)”. Se decidió usar esta metodología porque el petro estaba respaldado en las reservas petroleras del campo 1 del Bloque Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco aún sin explotar.
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Sin embargo, esta metodología y su valor cambiaron, tras el anuncio del 1 de octubre, fecha en la que previamente se había establecido la implementación oficial del petro en Venezuela. Según la nueva orden, el precio del petro se establecería a través del “índice compuesto por una canasta de los commodities representativos de la riqueza del subsuelo venezolano”. Es decir, ya no solo se tomaría el petróleo, que pasó a representar el 50% de este nuevo índice; si no también el oro (20%), hierro (20%) y diamante (10%). El mandatario no dio el nuevo precio.
Si bien desde su anuncio, en diciembre de 2017, y posterior lanzamiento, en febrero de 2018, se había intentado incorporar el petro en la actividad económica diaria de los ciudadanos y empresas, Maduro oficializó la utilización del petro para el pago de impuestos, servicios públicos, muebles e inmuebles e incluso, agregó ahora, boletos aéreos, el pago de hoteles, gasolina y el cobro de otros servicios aeroportuarios.
Para complementar esta adaptación, la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) ya había instruido a toda la banca adoptar el petro como “unidad de cuenta” de todos sus instrumentos de captación, de la misma manera como se refleja en el bolívar soberano, en medios digitales, electrónicos o impresos. Es decir, que los venezolanos, al ingresar a sus cuentas bancarias iban a ver todas las operaciones, transacciones, movimientos e información bancaria también en petro. Este cambio no se ha visto reflejado.
Todo este escenario se da tras quince años de control de cambio, por lo que en el país operan al menos tres tasas de cambio, dos oficiales – a través de un sistema de subastas y otro de remesas – y una de mercado negro.
A su vez, toca mencionar la prohibición directa por parte del gobierno de EUA desde marzo de este año a personas o compañías bajo su jurisdicción de cualquier transacción con dinero, moneda o token digital venezolano.
Pero, ¿qué es el petro?
Economistas y conocedores en la materia coinciden al señalar que el concepto del Petro ha ido transformándose a lo largo de sus ocho meses de existencia y que, de querer establecerse como una moneda oficial, había que hacer importantes cambios e instruir a la ciudadanía.
Alejandro Machado, ingeniero en computación venezolano y asesor de cadenas de bloques, explica a la Voz de América que el petro al depender de un gobierno central, irrumpe con el valor de las criptomonedas concebidas como tal pues son acuñadas, o minadas del inglés to mine, por computadoras descentralizadas, de manera anónima, para que nadie controle el sistema financiero.
Machado explicó que cuando se intentó presentar como una criptomoneda en febrero, con una oferta pública inicial de 82,4 millones de petros, les salió “bastante mal”, por la confusión de la existencia de hasta seis tipo o tokens de petro,la poca receptividad que tuvo y la poca transparencia con la que se trabajó.
El gobierno aseguró que durante los 30 días de preventa del petro, recibieron 200.927 ofertas, equivalentes a uno 5.000 millones de dólares.
Sin embargo, en un reporte especial de la agencia Reuters, el ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, Hugbel Roa, afirmó que la tecnología todavía está en desarrollo y que “nadie ha podido hacer uso del petro (…) ni se ha recibido el recurso”.
Por sus similitudes, Machado compara el petro pero con el ‘peso convertible’ que existe en Cuba, donde se reflejan los precios en esta moneda y el Banco Central se asegura que haya suficientes dólares para respaldarlos. Sin embargo, la clave de “la idea” del petro como una “moneda convertible” estaría en la responsabilidad fiscal y en asegurarse que en realidad esté respaldado por dólares.
El especialista asegura sería virtualmente imposible pues “el gobierno parece tener toda la emisión en su poder” y que de querer convertir el petro en la monera oficial, habría que capacitar a la población y dotarlos, primero, de teléfonos inteligentes.
Para Guillermo Alcalay, economista de la firma local Econanalítica, el petro comenzó como una criptomoneda, porque tenía un valor y un mercado donde se podría ofertar y demandar, para así evadir las sanciones de EE.UU. y conseguir algo de capital a través de su oferta inicial.
Al fracasar por no lograr hacer transacciones, el gobierno decidió sacarlo de su discurso por un tiempo y al retomarlo surgió como una unidad de cuenta.
El economista explicó a la Voz de América que esta medida le recuerda a la aplicada en el “plan real”, plan de estabilización económica que se llevó a cabo en Brasil a principios de 90’s, en la que se eligió una unidad de referencia para medir precios y salarios, para así mantenerlos constante y ajustar solo la unidad, en el caso venezolano el petro, a la inflación.
Sobre si se pudiese convertir en la moneda oficial, como ocurrió con Brasil, el economista asegura que no sería la primera vez que un gobierno cambia de moneda en tiempos de hiperinflación, pero “en los casos en los que se hizo apresuradamente resultó en un fracaso”, y en caso de Venezuela, agrega no se están tomando otras medidas necesarias, como la consolidación del presupuesto, para poder estabilizar la economía y la hiperinflación.