(A Todo Momento – The Economist) — Venezuela tiene una crisis de hambre, 12% de sus niños sufren de desnutrición aguda. Pero el presidente socialista del país, Nicolás Maduro, tiene un plan astuto. Bajo el “Plan Conejo”, los asentamientos pobres recibirán jaulas que contienen conejos bebés que, cuando engorden, proporcionarán la proteína y las calorías de las que muchas personas carecen.
Freddy Bernal, el ministro de agricultura urbana, entregó recientemente el primer envío de conejos a 15 comunidades.
Tiene más sentido que algunas de las otras ideas del señor Maduro. Ellos “se reproducirán como conejos”, predijo.
Mientras que las tiendas se quedan sin pan, mantequilla y otros alimentos básicos debido a los controles de precios y escasez de divisas, los conejos se reproducirán, ajenos a las fuerzas del mercado.
Los Estados Unidos “imperialistas”, que están librando una “guerra económica” contra Venezuela, sólo podrán ver y emitir humo.
Pero la solución basada en la caseta que el Sr. Maduro ha eclosionado se ha topado con un obstáculo, como Bernal descubrió cuando visitó a los beneficiarios.
“La gente nombraba a los conejos y los llevaba a la cama”, le dijo a Maduro en una reunión de gabinete en la televisión estatal.
Algunos habían puesto lazos sobre ellos, se quejó Bernal. “La gente debe entender que un conejo no es una mascota, sino dos kilos y medio de carne con alto contenido de proteínas y bajo colesterol”. Reeducarlos no es fácil. “Nos han enseñado que los conejos son lindos”, se lamentó Bernal.
El gobierno ha lanzado una campaña para persuadirlos de que el amor al conejo es, si no la raíz de todo mal, al menos contrario al espíritu del chavismo.
Los sitios web del gobierno y las redes sociales difunden la noticia de que la carne de conejo es sabrosa y nutritiva. La oposición, como siempre, es escéptica.
“¿Piensan que somos los venezolanos estúpidos?”, preguntó Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda, quien perdió por estrecho las elecciones presidenciales en 2013 ante el señor Maduro.
Fue igualmente grosero con un plan anterior de instalar gallineros verticales en los estrechos apartamentos de los pobres habitantes de la ciudad. El fracaso de ese plan para aliviar el hambre sugiere a muchos venezolanos que éste, también, es de pura rabia.
Traducción de A Todo Momento