Inicio > Nacionales > Lo que significa la visita de Michelle Bachelet a Venezuela

Lo que significa la visita de Michelle Bachelet a Venezuela

(A Todo Momento) — La dos veces presidenta de Chile Michelle Bachelet está en Caracas. Por su alojamiento en el Hotel Eurobuilding, en la urbanización Chuao, dicho establecimiento fue tomado por los cuerpos de seguridad del régimen de Maduro haciéndolo parecer como un alojamiento en plena zona de guerra en Siria o Irak. Ella ha buscado recibir a sus convidados venezolanos a informarle de la realidad que vivimos en las oficinas de la ONU o en otros lugares preseleccionados para evitar la injerencia de los agentes de seguridad del régimen o de otros funcionarios de maduro y así poder escuchar sin tapujos las quejas e informes que le presenten.

La decisión de mover algunos encuentros del Eurobuilding obedece a la certeza que se tiene de haberle colocado micrófonos u otros artilugios para escuchar sus diálogos. El régimen ha querido rodearla para intimidar a sus interlocutores. Por eso descubrimos que Areaza, el canciller, le asignó a un chileno que es su asistente en el ministerio para que fuera “asistente de la Alta Comisionada”. Igualmente le asignaron al viceministro de Exteriores ante Organismos Multilaterales, Felix Plasencia, y a una asistente del canciller que es la “comisaría política” en el MPPRE, para que la acompañen en sus periplos.

En lo que se ha llamado un “golpe afectivo” trajeron desde México a la médico Maria Urbaneja, exministra de Salud de Chávez y embajadora en ese país debido a su amistad con la expresidenta Bachelet para que la acompañara y le transmitiera en las pocas horas que estaría en Venezuela “todo lo bueno que Maduro ha hecho por los derechos humanos de los venezolanos”.  Tomo de la página de la ONG Acceso a la Justicia punto ORG la mejor explicación de esta visita oficial que no es  alegre invitación de Nicolás Maduro como él mismo nos la quiere vender a traves de la malintencionada propaganda oficial. Increíble que se dejen ver la oreja con tanto desparpajo. Hoy jueves tras la reunión en cancillería con funcionarios rojos fue Ricardo Menéndez -uno de los “socios” del trío con Jorge Arreaza y Manuel Fernández- quien repetía al salir de la reunión con la Alta Comisionada Bachelet que ella era invitada del presidente Maduro. Mas aún cuando anoche al subir del aeropuerto de Maiquetía con el canciller Jorge Arreaza y el rojito y parcializado Larry William Devoe Green, encargado del Consejo Nacional de Derechos Humanos, la llevaron a la Casa Amarilla para darle un concierto con una agrupación juvenil de integrantes del Sistema Nacional de Orquestas mientras el perenne mentiroso canciller repetía el agradecimiento a ella por haber aceptado la invitación de nuestro presidente Maduro. Falsa y desmentida por los hechos ya explicados.

Lea también — Representantes del chavismo se reunieron con Michelle Bachelet

 Que el gobierno de Nicolás Maduro use como excusa las diversas sanciones internacionales de las que han sido objeto sus altos funcionarios e integrantes de otros poderes públicos por violaciones de derechos humanos, para justificar su ineficiencia, en este caso ante la emergencia humanitaria compleja que padecen los venezolanos,  no es nuevo. Partiendo de ello, lo primero que debemos decir es que la visita de la señora Bachelet no es política ni tiene como finalidad la legitimación del régimen de Nicolás Maduro, y por lo mismo no puede ser celebrada por este como un reconocimiento o no de su condición de gobernante democrático. El mandato de la alta comisionada es muy claro: velar por la protección de los derechos humanos, denunciar su violación y pedir su respeto. De ahí que tomar su presencia en Venezuela como un espaldarazo a Maduro o un respaldo a su Gobierno no sólo es equivocado, sino que implica no comprender que para hacer efectivo su mandato la Oficina de la Alta Comisionada debe tratar con todo tipo de régimen, pues precisamente donde más se le necesita es en aquellos sitios en los que, como Venezuela, existen graves violaciones de derechos humanos y no hay garantías democráticas.

En el caso de nuestro país, además, ese mandato general viene reforzado por la Resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas de fecha 26 de septiembre de 2018, aprobada por holgada mayoría (23 votos a favor y 7 en contra), que declaró la existencia de una crisis humanitaria en Venezuela con cientos de miles de víctimas, y como consecuencia de ello le ordenó a la alta comisionada mantener informado al Consejo sobre la situación del país y presentarle un informe para este año. Asimismo, exhortó al gobierno venezolano a poner fin a tan catastrófica situación. En razón de ese mandato particular la señora Bachelet, mediante el equipo técnico de su oficina, ha estado recopilando y organizando información.

Esto trajo como consecuencia la venida al país, en marzo de este año, de una comisión de expertos del despacho de la alta comisionada, que llegó en medio del primer apagón nacional y visitó centros penitenciarios y hospitalarios, además de reunirse con víctimas de violaciones de derechos humanos y con las organizaciones no gubernamentales que los han documentado, teniendo así un contacto de primera mano de la realidad nacional, haciendo inútiles los esfuerzos gubernamentales por mostrar un respeto por los derechos que este régimen nunca ha tenido. En esa oportunidad el contacto con víctimas y con la sociedad civil organizada se hizo sin presencia de representantes gubernamentales  que intimidaran o impidieran la libre expresión de quienes querían exponer sus casos. Este sólo hecho, el que pudiera escucharse a las víctimas, es en sí mismo un triunfo, sobre todo cuando se toma en cuenta que en Venezuela los órganos públicos tienen como política la indiferencia y la negligenciaen la atención a los casos de violaciones de derechos humanos; el sentirse finalmente escuchados con atención por parte de unos funcionarios de Naciones Unidas les permitió al menos expresar no sólo sus casos, sino la frustración que lamentablemente les ha venido acompañando ante un Estado cuya estructura y organización favorece la impunidad.

Lea también — Michelle Bachelet visitó sede del PNUD en Caracas

La primera consecuencia de esta visita ocurrió pocos días después de iniciada, cuando Michelle Bachelet denunció en una intervención ante el Consejo, entre otras cosas, las 205 ejecuciones extrajudiciales atribuidas a las FAES en el año 2018, y las 39 verificadas hasta el mes de enero de este año, poniendo en evidencia un patrón generalizado de violación de derechos humanos por parte de ese órgano gubernamental que, de acuerdo con lo dicho, en lugar de disminuir este año, se ha venido agudizando. Aunque se haya dicho que su visita es muy corta y que no le va a dar tiempo para conocer el alcance de la tragedia venezolana hay que recordar el trabajo que los miembros del despacho de la Alta Comisionada han realizado antes, durante y después de su visita a principios de este año. En ese contexto, la visita de Michelle Bachelet es la culminación de un ciclo de investigación, no la investigación en sí misma, sobre el caso venezolano, que además no se va a agotar, pues su mandato de protección de los derechos humanos seguirá vigente mientras persista su violación sistemática y generalizada.

También debemos hacer referencia a quienes señalan que este tipo de eventos son sólo protocolares y que al final si se hace una denuncia el Gobierno la ignorará y continuará en su política de violación de derechos humanos como si nada. A tal señalamiento debemos responder que, si bien la Oficina de la Alta comisionada no tiene medios de coacción para hacer cumplir sus requerimientos a los Estados, el que los denuncie públicamente y los dé a conocer al resto de la colectividad internacional es un ladrillo más en el muro de repudio que en el mundo existe sobre el régimen político venezolano. Adicionalmente, hemos de señalar que la misión de la alta comisionada respecto de Venezuela no se va a agotar con su visita al país, sino que continuará con la presentación de un informe completo ante el Consejo de Derechos Humanos el próximo 5 de julio, donde esperamos haya un reflejo fiel de la atroz situación venezolana. Y para quienes creen que los informes de Michelle Bachelet van a terminar en el olvido de alguna gaveta gubernamental, les recordamos que uno de los informes sobre Venezuela por parte del anterior Comisionado, Zeid Raad Al Hussein,  acompañó la remisión que seis estados realizaron del caso venezolano ante la Corte Penal Internacional, por lo que mal puede decirse que tales documentos son simple papel mojado.Ese mismo Comisionado denunció como ilegítima la elección de Maduro como presidente en 2018.

Hasta el momento la Alta Comisionada ha sido coherente con la misión encomendada. Este párrafo del portal que mencionamos define muy bien la actualidad: “Cuando la Alta Comisionada de los órganos de protección de los derechos humanos viene a Venezuela, mal puede interpretarse como un espaldarazo o una legitimación al régimen, pues en realidad se hace en ejecución del mandato de protección de derechos humanos. Por ello, en la trágica situación venezolana, el simple hecho de que ocurra esa visita no es un triunfo del régimen sino de todas las víctimas que ha ignorado y, en consecuencia,  una luz de esperanza en las tinieblas que actualmente nos rodean, pues cada vez que se oye la voz de alguien a quien han violado sus derechos, se acerca un poco más la justicia.

Con información de Runrunes