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EL CAÓTICO CAMINO HACIA EL SOCIALISMO

La crisis en Venezuela aumenta cada día más. Las protestas impulsadas por el dirigente opositor de Voluntad Popular, Leopoldo López, cumplen más de un mes, donde estudiantes y civiles también opositores han decidido alzar su voz en contra del gobierno de Nicolás Maduro.

Las protestas están enmarcadas en denunciar sobretodo la inseguridad y la escasez que vive el país desde hace un tiempo ya. Los índices de mortalidad por asesinatos debido a la inseguridad del país van en aumento a pesar de los 20 intentos que ha tenido el gobierno por disminuir el número de muertes. —En 15 años se han instaurado 20 planes de seguridad para atacar este problema y los resultados no presentan ninguna mejoría—. Por el contrario, en el primer trimestre de 2014 se registraron 265 asesinatos más que en el mismo período del año anterior.

Una lista publicada por Rodrigo Serrano Berthet, coordinador de la seguridad ciudadana del Banco Mundial para la Región, informó que Venezuela se encuentra en el 5to lugar de los países con más homicidios en el mundo, siendo superado por Honduras, El Salvador, Costa de Marfil y Jamaica.

Asimismo, la escasez no se queda atrás y representa uno de los más fuertes argumentos para que los opositores salgan a protestar. Los hospitales se encuentran sin insumos, deben atender a los pacientes incluso en el piso por falta de camillas. No poseen los tratamientos necesarios ni los implementos para atender a quienes llegan. Los médicos venezolanos trabajan literalmente “con las uñas”.

Pero la escasez no sólo es en el nivel salud. El sector alimenticio se encuentra gravemente afectado ya que no se consiguen los productos de primera necesidad. De los 57 productos de la cesta alimenticia  no se consiguen 17 —sin contar que el sueldo básico venezolano se encuentra por debajo del costo de esta cesta básica. El ciudadano promedio, que gana sueldo mínimo necesitaría tres veces su sueldo para comprar por completo los productos de primera necesidad—.

Ahora bien, en el país tampoco se consiguen jabón de baño, detergentes, lavaplatos, papel sanitario, servilletas,toallines, cera de piso, nenerina, desodortante y compotas; por nombrar algunos.

El intento del gobierno venezolano por tapar esta situación no ha rendido frutos. En un intento de evitar reconocer el desabastecimiento, el Banco Central de Venezuela no ha revelado desde enero el índice de escasez que funciona como indicador y que es publicado mensualmente.

Ahora el Gobierno del mandatario Nicolás Maduro ha promovido el lanzamiento de una “Tarjeta de Abastecimiento“, con el cual se restringirán las compras de alimentos básicos a los clientes de redes de supermercados y abastos del Estado (Mercal, Pdeval, Supermercado Bicentenario y Abastos Venezuela), según lo informó el Ministro de Alimentación, Félix Osorio.

Dicha tarjeta tomará los datos y la huella dactilar del cliente para evitar la compra excesiva de productos de primera necesidad. Los asesores de esta nueva tarjeta aun están determinando los días de espera entre compra y compra —se ha adelantado que no serán menos de cuatro ni más de siete— y el Jefe de Estado ha recalcado en varias oportunidades que quienes se inscriban en este nuevo sistema recibirán “premios y descuentos” como para llamar la atención de los indecisos y evitar el mayor descontento posible entre quienes todavía lo siguen.

El alto mando ha evitado hablar de escasez, pero las largas colas en supermercados para comprar aunque sea un pote de leche, una harina pan o un litro de aceite, demuestran lo contrario.

El descontento en el venezolano se encuentra a flor de piel. El gobierno  atribuye la falta de alimentos a las protestas generadas por sectores opositores desde hace poco más de un mes. Lo cierto es que la escasez no tiene 30 días en el país. Es un hecho repetitivo en la vida del venezolanos al cual el gobierno les pide no comprar “más de dos kilos de azúcar”, porque no son necesarios para “vivir bien“.

La firma Datanálisis asegura que en la última semana de febrero la escasez de los productos básicos  regulados por el Estado había ascendido a 47,7%. “Y durante este mes se ha incrementado”, afirmó Luis Vicente León.

Por otra parte, la negación a la entrega de divisas para medios de comunicación, los cuales se están quedando sin el recurso más importante, el papel periódico.

Los dueños de medios impresos han tenido que “jugárselas” para poder continuar en las calles informando al país —los que aun no se han aplicado una autocensura—. Las medidas para solucionar este conflicto los ha llevado a reducir sus cuerpos, saliendo con menor cantidad de páginas que el acostumbrado e incluso se han visto en la necesidad de utilizar otro tipo de papel —menos rentable para el medio— con tal de no dejar de circular.

Los ciudadanos empiezan a pagar con más contratiempos las consecuencias del caótico camino hacia el socialismo.