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Ciudad decadente: Fue violada luego de sacar Carnet de la Patria

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(Redacción A Todo Momento) — Alexandra siempre fue un gran seguidora del Gobierno, a pesar de no ser gran conocedora de la política, mucho menos de economía, una palabra de un chavista era más que suficiente para confiar con los ojos cerrados. Con las lagañas entre los ojos aun, a las 3:00 am de ese sábado, la mamá alerta a Alexandra que debe llegar lo más rápido a la plaza 24 de julio para poder sacar su Carnet de la Patria. Quién lo diría, con 15 años recién cumplidos, ella podría acceder a este “maravilloso” documento que la ayudaría a alimentar su familia.

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Se cepilla, lava su cara, amarra su cabello y finalmente se coloca su franela roja. Alexandra decide llamar su mejor amigo, Yefferson, para pedirle que la acompañe al menos las primeras horas de la cola, ella está completamente segura que por llegar temprano al operativo, logrará salir de igual forma.

Luego de varios intentos de llamada, Yefferson jamás atiende, así que ella emprende su camino sola; comienza a bajar las escaleras de la Calle Concepción, lugar famoso en el pueblo de Guatire. Aun los vecinos están festejando un viernes que ya murió, con cervezas en mano, algunos vecinos reconocen a Alexandra y la saludan.

Al llegar a la plaza, Alexandra se enfrenta con la realidad de una muchedumbre esperando por el inicio del operativo, ella se acerca a varios vecinos que logra reconocer entre la oscuridad y logra colearse entre los primeros 50 puestos.

Entre los chismes, los comentarios, la echadera de broma, un funcionario levanta la voz para comunicarle una noticia a los vecinos: “Señores compatriotas, no tenemos sistema, habrá que esperar hasta que se reponga”.

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Ya eran las 5:00 am y nada que el sistema funcionaba, ya no valía la pena haberse coleado, más personas llegaron igual que Alexandra e hicieron la misma gracia. Ella ahora estaba entre los primeros 150 puestos.

El sol da su primer saludo a las 6:00 am y los vecinos empieza a mal entonar sus quejas sobre el sistema, el funcionario les advierte que ya ha llamado a varios camaradas de la alcaldía y que nadie atiende por ser sábado.

Alexandra llama a su mamá para ver si le puede llevar una arepa:

Alexandra: Mamá, ¿aló? ¿Será que tú me puedes traer el desayuno más tarde, ya me está pegando el hambre

Mamá: Mija yo te aviso si puedo, porque debo resolver lo del efectivo, tu hermano tiene que subir a Caracas y está pegado

A: Pero Wilkerson si j*de vale, está bien mamá

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Ya eran las 10:30 am y el calor está indolente, todo tipo de rostros mostraban enfado y cansancio prematuro, Alexandra había guardado la cola y se refugió debajo de la sombra de un árbol. Revisando el teléfono, fue sorprendida por Yefferson quién llegó a la plaza.

Yefferson: Tu mamá me manda esta arepa, chama

Alexandra: Gracias vale, estoy mamada de esperar, yo creí que para esta hora estuviera en la casa

Y: Tengo una tía que me dijo que esto va para largo ¿qué piensas hacer?

A: Quedarme aquí, gafo. No pienso perder esta cola

Y: Bueno chama, pila porque capaz ahorita llega el sistema

Imagen: Twitter

Aunque Yefferson tuvo la intención de motivar a Alexandra con ese comentario, ya para las 2:00pm había recién comenzado el operativo. Las personas en la cola estaban molestas y los enfrentamientos entre las personas que se habían coleado no hizo esperar. Alexandra no tenía mucho que decir porque se había coleado temprano, pero aun así protestó por las personas que habían llegado  en el inicio de la mañana.

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Los funcionarios y militares calmaron la situación con la amenaza de suspender el operativo y designaron a un reserva para enumerar a las personas. Alexandra estaba entre las 300 personas.

Hambrienta y sedienta, ella decide llamar a su mamá para ver si podía bajarle el almuerzo, pero jamás contestó.

Horas después, muchas horas después. Alexandra veía desolada bajo la luz del atardecer, su franela ya no era roja rojita, sino marrón marroncita por tanto sudor. Al menos estaba acercándose al toldo, pero ella no sabía si eso valdría la pena, el cansancio estaba apunto de hacerla renunciar.

La madre se presentó a la plaza entre las 8:00 pm y 8:30 pm, le llevó el almuerzo.

Mamá: Hija disculpame, me enteré que en los chinos había azúcar y bajé corriendo a comprarla, es increíble, la cosa está dura, ni los chinos tienen comida, logré solo comprar un kilito y eso que estuve tres horas en esa cola

A: Nojombre mamá, yo tengo todo el día aquí. me duele quejode la cabeza

M: yo se mija, pero que se puede hacer, los compatriotas hacen todo lo posible ¿a qué hora crees que salgas de aquí?

A: Ni idea, creo que entre las 11 o las 12 de la noche

M: Me llamas para ver si tu hermano puede bajar a buscarte

A: Sí va, mamá

Las predicciones de Alexandra fueron acertadas, logró salir de ahí a las 12 de la medianoche, intentó llamar a su hermano pero su teléfono había muerto por la falta de carga de todo el día. pensó que por el exceso de personas que había, no habría nada de malo subir sola a su casa.

Cuando cruzó la primera acera luego de la plaza, la calle estaba muerta, ni siquiera la funeraria de la esquina estaba abierta, ella apresuró su caminata, por miedo de un atraco o de algún susto. pero lamentablemente en la primera esquina se tropezó con unos motorizados, que le pidieron de forma violenta que se detuviera. El terror la paralizó.

Uno de ellos comentó “vamos a llevarla al point“, así que el parrillero de bajó y forcejeó con ella para montarla en la moto.

Parrillero: Sí gritas, te corto la cara, mamita

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Motorizado: Mejor queda quieta que la vamos a pasar bien

La moto arrancó y aunque Alexandra intentó gritar, nadie la escuchó.

De alguna forma, entre las diferentes calles que tiene Guatire, el miedo era tan grande, que la quinceañera perdió el conocimiento.

Alexandra despertó en un hospital de Guatire, sus familiares reunidos a su alrededor, agradeciendo que aun seguía con vida. ¿Cómo una madre le explica a su hija de quince años que todo el dolor que siente por las fisuras de ano, heridas internas en su útero y lecciones en su abdomen se deben por un violación que ha sufrido.

Por Laureano López 

Ciudad decadente es una columna que dramatiza la realidad venezolana desde una óptica del ciudadano de a pie, intensificando sus vivencias y manifestando sus emociones ante un escenario lleno de carencias, violencia, política y crisis económica.