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La maravilla se esconde en la simpleza de la historia

Imagen cortesía de Donaldo Barros

(Redacción A Todo Momento) Él es Gustavo Soto, tiene 66 años, y es comerciante. “Yo tengo un bar, una ‘taguarita’ así como esta que es de mi hermano”, dijo refiriéndose al negocio que teníamos enfrente. “Mi local se llama ‘Bar Las Delicias’, y es un clásico de la zona; tiene más de 70 años. Primero fue de un señor, después de mi papá, después de un hermano mío que murió, y luego lo tuve yo con mi hermano que ahora está aquí”. “De muchacho nunca pensé que iba a terminar encargado del negocio; está en la esquina Las Delicias, aquí en La Pastora”, comentó sonriendo. “Eso está lleno de fotos de deportistas, músicos; es una ‘taguarita’ pequeña y tiene un mural en la puerta que me lo hicieron el 17 de diciembre. ¡Uf!, es un bar reconocido de toda la vida; va pura gente conocida; gente mayor; gente seria. Por lo menos ahí estuvo Alí Primera; llego a jugar dominó. También estuvo el director de El Pastoreño, un periódico que secaban aquí en La Pastora, el señor Poleo. Estuvo ‘El Morocho’ Hernández; se presentó La Dimensión Latina, el grupo Madera, y así mucha gente conocida que ha pasado por allá”, dijo orgulloso. “Ese es el trabajo de uno, y uno tiene que dejarse llevar con el público y no ser retrechero; uno tiene que tratar a las personas bien”. “Yo con mi negocio me siento tranquilo; por lo menos puedo mantener a mi familia; no es una gran cosa, pero ahí estoy”. “La juventud ahorita da dolor, bueno, parte de la juventud, no toda. Yo no le daría un consejo a ellos; se lo daría a sus padres, porque todo viene de la casa, hermano, porque cuando todo se exha a perder en la casa, es cuando viene el desorden en los muchachos”, aseguró. “¿Venezuela?, coño, ¡eso es lo más grande!”, culminó Gustavo, siempre amable.

Imagen y texto: Donaldo Barros.