Tras las varias semanas de enfrentamientos, manifestaciones y protestas en Venezuela en las cuales se cuentan 21 muertos y centenares de heridos y detenidos, el Gobierno de Panamá solicitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) una reunión con carácter de urgencia para discutir la crisis política que atraviesa Venezuela.
Dicha solicitud provocó gran molestia al mandatario venezolano Nicolás Maduro quien acusó al gobierno panameño de ser “lacayos del imperio” y romper por completo las relaciones diplomáticas con este país.
Francisco Álvarez De Soto, canciller panameño, rechazó de manera categórica las declaraciones realizadas por el presidente de Venezuela, “Nosotros no hemos actuado por presión de nadie ni por instrucciones de nadie (…) Panmá jamás ha pretendido inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela. Todo lo contrario, quisimos presentar una propuesta para el diálogo y la paz“.
El canciller señaló que su propuesta sigue en pie con la finalidad de ayudar al país a mejorar la situación por la cual pasa en estos momentos, lamentando muchísimo la ruptura diplomática entre ambos países, señalando que Panamá quisiera continuar sus relaciones con Venezuela “en la medida en que haya respeto y discurso de altura sin empleo de vocabularios impropios”.