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Odisea por la comida, feria navideña entre colas y racionamiento

En una cola, justo frente al toldo en el que se vendían los productos Frigilux, esperaba ayer Yamilet Flores, una de las consumidoras que se acercó al Paseo Los Próceres para comprar electrodomésticos en la feria que el gobierno organizó como parte del Plan Navidades Felices 2014.

Yamilet estaba en la cola desde el martes en la mañana, a pesar de que la feria no comenzaba hasta ayer a las 2:00 de la tarde, pero el tiempo que había tardado no le incomodaba, de lo que se quejaba era de las restricciones a la venta impuestas por los vendedores. “Después de que nos habían dicho que podíamos llevarnos lo que quisiéramos, ahora salieron y nos dijeron que no. Yo necesito dos lavadoras, una para mi mamá y otra para mi, y nos dicen que eso también está limitado”.

Yenil Rojas, que se encontraba en la misma cola compartía las quejas: “Lo que nos molesta es que nos dicen que esto es para el pueblo y te consigues con trabas por todos lados”.

Las declaraciones de las mujeres se interrumpieron cuando un guardia nacional se acercó a la fila: “Señores les pedimos orden, hoy se van a atender solo a 500 personas, los demás los vamos a anotar para que vengan mañana”. Las reacciones no se hicieron esperar. Gritos, empujones, reclamos. Todos pedían que empezaran a atenderlos de una vez.

El puesto de artículos Frigilux era uno de los más concurridos en la feria. Vendían lavadoras, neveras ejecutivas, cocinas, aires acondicionados y microondas, y los consumidores solo requerían presentar la cédula de identidad laminada y pagar con una tarjeta de débito o crédito. No se podía comprar dos artículos iguales.

Las limitaciones en la venta se repetían en los puestos de Venezuela Productiva, donde expendían celulares y computadoras, incluso en el puesto de juguetes. “Los clientes no se pueden llevar el mismo producto dos veces. Hoy no tenemos Barbies, ni otras muñecas. Hay juegos didácticos y carros a control remoto y los precios van entre 100 hasta 350 bolívares”, informó una de las encargadas del puesto de juguetes.

En el lugar no tienen todavía el sistema biométrico de abastecimiento que permite controlar las compras, pero la caja registradora conserva el número de cédula de los clientes y les prohíbe que vuelvan a  adquirir el mismo artículo.

Además de los puestos de Frigilux y Venezuela Productiva, el sitio donde más se aglomeraban los clientes era en el toldo en el que se había instalado el programa Mi Casa Bien Equipada. Las colas salían del Paseo los Próceres y llegaban a las inmediaciones del terminal de La Bandera.

Eran varias las listas improvisadas por los mismos consumidores que intentaban llevar un orden. “La logística falló, no hay suficientes guardias. Nosotros estábamos afuera y entramos porque obligamos a los militares a que nos dejaran pasar, no hay ni atención preferencial”, indicó Keiri León, una de las mujeres embarazadas que se encontraba en la cola y que llevaba anotado en el antebrazo el número 21- 22.

Pero Mi Casa Bien Equipada no estaba entregando productos ayer, sino citas. A las personas que estaban en cola solo les pedían los datos y les entregaban un número en el que le indicaban el día de la semana que le tocaría hacer las compras.

En la feria que se prolongará hasta el 24 de diciembre, además de electrodomésticos se comercializan alimentos, comida preparada, ropa y pinturas para el hogar. 

En los puestos de alimentos de la feria navideña de Los Próceres también había limitaciones para comprar los ingredientes de las hallacas. Los consumidores hacían largas colas para comprar el pernil que se vendía en 80 bolívares el kilo, pero no se podían llevar más de una pieza por persona.

En el puesto de Venalcasa vendían solo un paquete de harina de maíz de cinco kilos por cliente y en el toldo de productos Diana uno de los  vendedores repetía: “Se pueden llevar dos litros de aceite nada más”.

Las verduras y hortalizas eran las únicas sin límites de venta. Eran administrados por cooperativas afiliadas a Mercal y vendían los diferentes alimentos en 35 bolívares el kilo: “No importa si es papa, tomate, cebollas o zanahoria, todo se vende al mismo precio”, dijo Pablo Games, encargado de uno de los negocios.

Aparte de los ingredientes para las hallacas, la leche y los jugos también estaban restringidos. “Máximo dos litros de leche y seis jugos de cuartico por persona, para que alcance para todos”, refirió Jorge Martínez, trabajador de Lácteos Los Andes. 

Vía El Nacional.