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De Jesús a Judas

LUIS GANZÁLEZ DEL CASTILLO

Una de las problemáticas más delicadas que se han de corregir con decisión, firmeza y perdurabilidad, al superar el actual régimen dictatorial que sufre nuestra patria venezolana, es la corrupción desmedida y extendida a todos los ámbitos de la vida nacional. Lo más amenazante del asunto, durante toda esta ya larga etapa de más de tres lustros de padecimientos, es que dentro de los propios grupos que dicen asumir  la lucha por la liberación del país está instalada esta plaga, y nos la encontramos cada vez con mayor frecuencia. Actos de traición y venta de la causa de la libertad, de parte de actores de las más disímiles procedencias, estratos sociales y niveles de ambición, que han retardado la salida del país de esta calamidad nacional.

Mucho más allá de los llamados saltos de talanquera, de seudolíderes de tal o cual zona o región, de tal o cual partido, de la oposición para el gobierno o viceversa, es observar la grotesca desnudez en que quedan sus formas corruptas, frente a nuestro pueblo humilde, sencillo, de a pie. Este, aún adolorido ante tantas inconsecuencias, sin embargo se mantiene dando muestras de coraje en la lucha cotidiana, resistiéndose a ser prostituido. De allí que surge la doble obligación moral de los que hemos decidido estar al frente de estas luchas, de no solo impedir el ser vejados y rebajados, para hacernos caer en provocaciones y trampas, sino ir más allá e impidiendo que se nos quiera renunciar seguir el ejemplo de Betancourt y contestar así la infamia: ¡Nosotros ni renunciamos ni nos renuncian! ¡Que les quede claro!  

De otro lado, cual miembros del Sanedrín, un conjunto de mercaderes de la política seguirán negociando partidos-tarjetas o tarjetas de partidos, y permitirán la venta de Jesús, ¡hasta que lleguemos a gobernar para cambiar esto! Pero por supuesto no serán aquellos que a sí mismos se dan esa pusilánime condición de: compradores de tarjetas, compradores de votos, populistas baratos que ahora intentarán simular abundancia y alegría, y con el beso de Judas pretenderán entregar nuevamente el país al continuismo aberrante que lo ha crucificado. Todos esos que compran apoyos, los que trafican con respaldos y amenazas de sustituirte como candidato en una u otra tarjeta, cuando al principio simulaban ser mansos corderitos y ahora sacan sus garras de lobo para pretender atraparte en su corrompido juego, despáchalos con valentía. Señálales que, con base en la ley, solo por muerte o renuncia expresa la organización partidista o grupo de electores puede sustituir la candidata o candidato que en pleno uso de sus derechos aceptó la postulación, esta fue validada por el Poder Electoral, léase CNE, y por tanto no hay chantaje ni sustitución forzada que valga.

A los que realmente somos la gran mayoría en este país, a los independientes, me dirijo para convocarlos a unírsenos a nuestra alternativa electoral independiente, y desde ya, en todos y cada uno de los 87 circuitos electorales establecidos para el 6 de diciembre, realicemos reuniones ciudadanas y entre amigos de evaluación de todas las candidatas y candidatos nominales (por su nombre y apellido) que se han presentado mediante las tarjetas electorales existentes, así como las listas en cada una de las 24 entidades, ¡no elijamos por colores de tarjetas ni dibujitos! Venezuela necesita que descubramos a todos aquellos que “se la pasan pasando de Jesús a Judas”, vendiendo la patria por treinta monedas de plata, y con ello la posibilidad del amor y la libertad para todo un pueblo que lleno de esperanza nos abraza a cada paso que damos, y nos estimula a seguir adelante.