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Chávez político preso, López preso político

Capítulo I #DISCURSOS 

¿Cómo explicar que un golpista en prisión pudo gozar de una gran libertad aun tras las rejas mientras un civilista más que encarcelado se encuentra aislado?

El 4 de Febrero de 1992 se tiñó de sangre, aquella madrugada el entonces Teniente Coronel Hugo Chávez, lideró un golpe de estado que además de fallido, por no lograr derrocar el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez,  terminó cobrando vidas de civiles que inocentemente se encontraban donde no debían, así como también la de soldados que por convicción o no defendieron sus ideales, de un bando o del otro. Por sus actos de insurrección Chávez, junto a un grupo de militares terminarían encarcelados.

Según Fernando Ochoa Antich, quien fuera el ministro de la defensa para entonces, tras dar declaraciones en el Departamento de Inteligencia Militar, un grupo de aquellos uniformados golpista fue trasladados al cuartel de San Carlos, entre ellos Hugo Rafael, sin embargo unos días después, por motivos de seguridad y debido a la gran cantidad de personas que se acercaban a las afueras del cuartel para visitar a quien parecía haberse convertido en la celebridad del momento, el gobierno de Pérez decide trasladado a la cárcel de Yare, ubicada en el estado Miranda, con la idea de que por esta encontrarse un poco retirada de la capital, la afluencia de personas que pretendían visitarlo disminuyera.

Al llegar el día del traslado, los militares golpistas se negaron a este, atrincherando lo que fuera su calabozo con mueblería, una nevera, una cocina y cuanto objeto pudiera servir para bloquear el acceso a ellos, por lo que las entonces esposas de Arias Cárdenas y Chávez se comunicaron con el ministro de defensa y su esposa, tratando de solventar la situación, afirma Ochoa Antich que se comisiono a un grupo de personas conformado entre otros por Ramón Escobar Salom quien era el Fiscal General de la República, Rafael Huizi Clavier, Monseñor Padrón, Obispos y otros representantes de la Iglesia Católica, para lograr mediar con los insurrectos y estos accedieran a ser trasladados a la cárcel de Yare.

 “Al teniente coronel Hugo Chávez siempre se le mantuvo absoluto respeto, pues yo tenía un respeto profundo por el presidente Carlos Andrés Pérez, pero así mismo me mantenía leal a mis compañeros en General. El primer interesado en que a Chávez lo trataran con absoluto respeto fue el presidente Pérez” sostuvo el ex Ministro de Defensa Ochoa Antich.

Entonces a un militar que se declaró en rebelión, contra un gobierno legítimamente constitucional, no solo se le respetaban sus derechos sino que además se le permitía contar con una serie de privilegios poco convencionales, teniendo en cuenta que se trataba de un efectivo de la Fuerza Armada Nacional que se había alzado en armas.

 Hugo Rafael dejó claro, en cada oportunidad  que se le presentó, su postura de “rebeldía” frente al gobierno de CAP, desde su primer discurso televisado aquel 4 de Febrero en donde expresó: “Compañeros lamentablemente POR AHORA, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital… Vendrán nuevas situaciones  y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor…”

Así como en las declaraciones que desde la cárcel de Yare ofreciera a José Vicente Rangel (no siendo esta la única declaración que desde allí realizara) donde en medio de esta entrevista Rangel le preguntaría a Chávez si estaba planteado otro 4F para él, a lo que  respondió “Si la clase política dirigente  continua aferrada a sus privilegios, no es capaz de comprender la evolución del proceso político venezolano y se resiste tercamente a los cambios necesarios, será inevitable que la sociedad venezolana vuelva a utilizar el derecho a la  consagrado en el artículo 250 de nuestra constitución”.

 

Quien fuera un militar golpista, aun estando en prisión pudo declarar múltiples veces a medios de comunicación, tajantemente, por citar una de las tantas entrevista para diarios impresos, donde le preguntarían  si había valido la pena que lo metieran preso y su respuesta fuera “Bueno si, porque tenían que hacerlo, se trataba de una insurrección militar y las fuerzas gobierneras de Carlos Andrés Pérez tenían que encarcelarme, porque si no, yo hubiera seguido trabajando para tumbarlo, aunque desde la cárcel seguí haciéndolo, como lo sabe todo el país”.

Ahora bien, en la actualidad nos encontramos con un civil economista, dedicado siempre a la política, a quien aparentemente no se le reconocen ni siquiera sus derechos más fundamentales como venezolano, como ser humano, Leopoldo López tiene un año y treinta y tres días preso, tras las rejas de Ramo Verde, bajo condiciones inhumanas, castigos, restricciones, siendo privado de ver a sus familiares directos en reiteradas oportunidades.

López a diferencia de Hugo Chávez, se encuentra privado de su libertad por “instigación pública, daños a la propiedad en grado de determinador, incendio en grado de determinador y asociación para delinquir” según lo informo la Fiscal General de la República de Luisa Ortega Díaz, hace ya algún tiempo, originándose esto de unas declaraciones que daría Leopoldo, en Febrero del 2014, donde ejerciendo su derecho a expresarse diría “Hoy más que nunca impulsemos la vocación de lucha pacífica, popular, constitucional y democrática, ese es el mensaje que le traemos a los venezolanos y que vamos a replicar en todos los rincones del territorio nacional, a la lucha pueblo venezolano, a la lucha con fuerza, con fe, para lograr que Venezuela pueda impulsar el cambio que los venezolanos sabemos que merecemos”

Ese mismo discurso ofrecido por el dirigente de Voluntad Popular, ha sido considerado por varios voceros del gobierno como un “llamado a la violencia”, sin embargo luego de ser evaluado por una especialista en lingüística, habría esta determinado que nunca hubo tal intención en las palabras de Leopoldo, pues según Rosa Amelia Asuaje “los mensajes de López no son subliminales, son mensajes claros, directos, diáfanos y expresos. Llamaban a la no violencia”.

Ante las evidentes diferencias entre los motivos que pusieron a Chávez y a López tras las rejas, así como entre sus discursos, resultan sorprendentes las discrepancias entre el trato que se le brindo a uno de ellos en los 90’s y el que en pleno siglo XXI, bajo tratados intencionales y el gran crecimiento en cuanto al respeto de los derechos humanos se trata se le da al último, por lo que por muy irónico que se lea, se evidenciara como un golpista confeso termino convirtiéndose en un político preso y un civilista en un preso político.

Bárbara Uzcátegui Sanz

@barb_uz